El actor Miguel Rellán es un gran aficionado a la música clásica. Cuando los directores y guionistas Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany le hablaron de Sentimos las molestias creyó ilusionado que podría, por fin, convertirse en director de orquesta, aunque fuera en la ficción. Tampoco. Ese papel recayó en Antonio Resines y a él le tocó el de una antigua gloria del rock para completar a una pareja de septuagenarios, cascarrabias el primero, algo más pasota y vividor el segundo, que se enfrentan juntos al paso de los años, la amenaza del olvido y la pujanza de las nuevas generaciones. La serie, de seis episodios, se estrenó completa el 8 de abril en Movistar Plus+.
A Rellán el proyecto le encontró, como siempre, trabajando. Nacido en el entonces protectorado español de Tetuán, Marruecos, en 1943, es una de esas caras constantes en el cine y la televisión españolas, con más de medio centenar de películas a sus espaldas –desde El bosque animado (1987) o Amanece, que no es poco (1988) hasta la recién estrenada Proyecto emperador– y otras tantas series –desde la Regenta (1995) hasta Vergüenza (2017), de los mismos creadores de Sentimos las molestias y también para Movistar+–. Y apasionado, además, del teatro, donde ejerce en ocasiones como actor, girando por toda España con Los asquerosos desde hace más de cuatro años, y otras como director, con la reciente Contarlo para no olvidar. Retorno al hogar, del dramaturgo Harold Pinter, y un homenaje a Adolfo Marsillach, compartiendo escenario con su hija Blanca, figuran en su agenda inmediata; quién sabe si también una segunda parte de Sentimos las molestias.
No será director tampoco en la ficción, pero sí comparte con su personaje en la serie una cierta filosofía de vida que defiende el optimismo y la sonrisa como estupendos instrumentos para endulzar la existencia, incluso cuando esta se agria más de la cuenta: que se lo digan a ambos, a Rellán y a Resines, golpeados en diferentes momentos por la Covid que comentan ahora de cuando en cuando entre consejos y anécdotas.