En el centro de Londres, cercano al bullicioso High Holborn, un auténtico palacio urbano separa al huésped del frenetismo de la ciudad. Impresionantes espacios comunes construidos, literalmente, para que el invitado sienta la esencia de la ciudad entre sus paredes, el hotel Rosewood London ha redefinido en los últimos años la experiencia del viaje de lujo: desde la entrada, que se realiza a través de un cuidado patio, hasta sus habitaciones, de estética cercana a la de una residencia privada. Cada detalle está estudiado al milímetro. No es de extrañar, pues, que el Rosewood London, inaugurado en 2013, sea uno de los place-to-be más atractivos de la ciudad. Situado en un edificio construido en la época eduardiana, en 1914, el complejo se ubica a escasos minutos a pie del distrito de Covent Garden y de otros puntos de encuentro con el arte, como la Royal Opera House.
En su interior, el lobby recibe al viajero entre cómodos sofás, piezas de diseño contemporáneo como perros bulldog y jaulas de falsos pájaros, y una gran escalera de mármol se eleva a través de los siete pisos del hotel. Su arquitectura exhibe el tradicional look-and-feel de las residencias británicas, ofreciendo un sentido de protección y serenidad para el viajero. Descubrir cada rincón del hotel, de sus habitaciones y de sus ambientes gastronómicos se antoja como un ritual para el huésped, sobre todo cuando visita un Rosewood por primera vez. En su filosofía destaca la importancia de que todos los hoteles sean diferentes unos de otros, incluso las propias estancias dentro del establecimiento. Una tendencia en alza -la de aportar tanta diversidad dentro del hotel de forma que al viajero ‘no le haga falta salir de él’-, que el grupo hotelero imprime en cada una de las ciudades donde está presente.
Reconectar con el viaje
Tras la pandemia y después de casi dos años sin poder viajar con normalidad, las personas se convierten en el centro de la filosofía de la cadena Rosewood Hotels & Resorts. Por ello, la conexión emocional con el cliente es uno de sus pilares que integran en todos sus complejos. ¿Y cómo se conecta con un huésped exigente ante la gran cantidad de aperturas de hoteles alrededor del mundo? En la cadena hotelera lo tienen claro: creando un verdadero sense of place, y sobre todo, diseñando hoteles para la gente de las ciudades, no para los extranjeros. Así lo explicaba Radha Arora, presidente del grupo de súper lujo, en una entrevista a GENTLEMAN el pasado noviembre: “Es una llamada a la comunidad local para vivir el arte, la cultura y la restauración. Nuestro objetivo es generar experiencias duraderas en el cliente, de forma que quiera repetir en un Rosewood de otro país.”
En la variedad está el gusto
En la gastronomía se sustenta otro importante escenario para el Rosewood London. En este hotel el lujo de dormir y comer bien van de la mano, tanto, que es considerado en la capital británica como un destino gastronómico en sí mismo. Entre sus espacios se encuentra Holborn Dining Room, un ambiente que recrea el glamour de la época art déco, con grandes centros de flores y piezas de iluminación colgadas en techos y paredes. El chef Calum Franklin está a la cabeza de los fogones para ofrecer una carta de platos típicos ingleses elaborados con productos de temporada. Entre sus especialidades, el salmón marinado en remolacha y ginebra, el pastel de cordero al curry o el famoso bistec Wellington, que se sirve solo los miércoles. Un exclusivo Gin Bar preside el centro del restaurante, con alrededor de 500 referencias de ginebras y una exquisita selección de tónicas. En Holborn Dining Room es fácil dar con el gin-tonic perfecto para cada paladar, pues los expertos bartenders y sumillers del restaurante se encargan de guiar al cliente por la extensa variedad de cócteles elaborados a base de ginebra.
Otra encantadora estancia del Holborn Dining Room es la Pie Room, donde se elaboran todo tipo de pasteles, uno de los platos más típicos de Reino Unido. Casi como entrar en la cocina de un cuento de los hermanos Grimm, este espacio se viste con mobiliario y accesorios de estética vintage, en color marrón y bronce, dispuestos como si de un museo gourmet se tratara. Los comensales pueden ver a los chefs trabajar desde la cocina abierta y también cuenta con servicio take-away.
Renovar la tradición
El lujo y la elegancia británica se unen en otra de las propuestas gastronómicas del Rosewood London. Se trata de Scarfes Bar, un maravilloso bar de estilo clásico que combina el espíritu de un club inglés con un ambiente decorado por las obras originales del caricaturista inglés Gerald Scarfe. Su innovadora coctelería ofrece 18 variedades de combinados diseñados para representar los nueve tipos de personas existentes en el test del Eneagrama, un sistema de clasificación psicológica de la personalidad. Junto a ellos, música jazz en vivo acompaña algunas de las noches del Scarfes Bar, convirtiéndose en una alternativa imprescindible para disfrutar de una velada de desconexión y buena conversación.
Entrar en la Mirror Room, ubicada en el corazón del Rosewood London, es sumergirse en una de las costumbres británicas por excelencia, el five o’clock tea, pero con un giro contemporáneo. Imponente desde el techo espejado hasta las paredes decoradas con piezas procedentes de galerías de arte de la ciudad, la oferta gastronómica de la Mirror Room es sinónimo de una gourmetización del famoso té de las cinco. Cuenta con una exquisita selección de dulces, entre ellos scones, macarons y pasteles inspirados en estilos artísticos como el cubismo o el pop art, así como con una amplia carta de tés e infusiones.