Después de un breve parón tras 12 años encadenando el rodaje de 27 películas, Chris Hemsworth parece encontrarse en un inmejorable momento profesional. La mejor prueba de que está en lo más alto es que en la pasada gala del MET, él fue elegido por Anna Wintour como anfitrión de la velada junto a otros rostros tan conocidos como Zendaya, Jennifer Lopez y Bad Bunny –hay que recordar que esta gran fiesta se organiza para inaugurar la exposición que podrá verse en el museo Metropolitan de Nueva York hasta finales de septiembre y para recaudar fondos para el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte, pero es una ocasión crucial para quienes forman parte de la industria de la moda además de ser un magnífico escapare de promoción también para las estrellas de Hollywood–.
Apenas unos días después de dejar su impronta en la mencionada gala, el actor ha viajado junto a Elsa Pataky hasta Cannes para presentar de manera oficial su último trabajo, la película Furiosa: de la saga Mad Max.
Ya hace unos días estuvo arropado por toda su familia durante la celebración en Australia de la premiére de esta nueva entrega de la franquicia dirigida por George Miller en la que comparte protagonismo con Anya Taylor-Joy, pero ahora ha sido en la 77ª edición del Festival de cine donde hemos podido ver de nuevo a Chris Hemsworth deslumbrar sobre la alfombra roja.
Su apuesta ha sido la de mostrar fidelidad a su estilo sin salirse de su firma de referencia ni del esquema con el que se encuentra más cómodo. Es por eso que le hemos visto a su llegada al certamen posar junto a su esposa con un traje de Tom Ford formado por una chaqueta de noche con chal de satén en color tiza y unos pantalones de esmoquin negros, que iban acompañados de una camisa blanca de etiqueta y unos zapatos de charol de la misma firma.
Chris Hemsworth ha renunciado a la pajarita para completar su estilismo en blanco y negro pero no al que es su accesorio favorito, el reloj.
En este caso, su elección ha sido un singular diseño de Chopard que está inspirado en la gracia del águila y la majestuosidad de los Alpes ya que la abundancia de diamantes recuerda a los minúsculos copos de nieve que relucen en las cumbres alpinas. Un lujoso reloj bautizado como Alpine Eagle Frozen realizado en oro ético blanco de 18 quilates con una caja de 41 mm de diámetro y brazalete integrado engastado con diamantes, mientras que el bisel está engastado con zafiros talla trapecio.
Una versión del reloj Alpine Eagle 41 de Chopard de lo más exclusiva que se vende bajo pedido en tienda.