La industria de la moda vuelve así al juego de las sillas, que lleva varias temporadas sin dar tregua. «Ambos, Dior y Balenciaga, han perdido a sus diseñadores después de 3 años únicamente. ¿Es esto una nueva tendencia?» reflexiona Vanessa Friedman. Curiosamente, esta oleada de cambios actual fue inaugurada por el despido de John Galliano en Dior. A partir de ese día todos los diseñadores pueden ir y venir, y parece que el único inamovible en su trono es Karl Lagerfeld en Chanel.
Después de siete años en Jil Sander, Raf Simons llegaba a Dior tras el convulso adiós de John Galliano. Con su estilo intelectual, inspirado en el arte y la arquitectura e influenciado por la moda masculina, y su carácter discreto se ganó la confianza y afecto de Sidney Toledano, CEO de Christian Dior y Bernard Arnault, dueño de LVMH. Todo parecía estable con el belga y en sus tres años y medio al frente de la firma, hubo un crecimiento del 60% en los ingresos según declaró Toledano al diario francés Les Echos.
¿Por qué alguien renunciaría a la dirección artística de Dior?
Raf Simons, de 47 años, ha explicado brevemente los motivos en el comunicado oficial. “Después de una reflexión larga y cuidadosa, he decidido dejar mi puesto como director creativo. Se trata de una decisión basada enteramente y por igual en mi deseo de centrarme en otros intereses de mi vida, incluyendo mi propia marca y otras pasiones que me inspiran fuera del trabajo. Christian Dior es una compañía extraordinaria y ha sido un inmenso privilegio haber podido escribir unas pocas páginas de este magnífico libro” declaraba el belga. El diseñador valora así su vida privada, sus propios intereses y su felicidad por encima del mundo de la moda, un verdadero acto de valentía que le sitúa en un lugar privilegiado con una reputación intacta.
Las razones de su adiós son un poco más profundas. En 2012, después del desfile de Alta Costura, el diseñador se confesaba ante la periodista Sarah Mower: “Voy a parar si no tengo ideas. La moda no es lo único que puede hacerme feliz”. Y parece que Simons se ha dado cuenta de que el ritmo vertiginoso de Dior le impedía desarrollar su creatividad como le gustaría. El diseñador ha confesado a Cathy Horyn en una entrevista para la revista System que «cuando haces 6 desfiles al año, no hay tiempo suficiente para todo el proceso. Técnicamente, sí –la gente que hace las muestras y la costura lo puede hacer. Pero no tienes tiempo de incubación para las ideas, y el tiempo de incubación es muy importante. Cuando intentas una idea, la miras y piensas: ‘Hmm, vamos a dejarla reposar por una semana y pensar en ello más tarde’. Pero eso nunca es posible cuando se tiene un solo equipo trabajando en todas las colecciones”.
Con siete colecciones al año –dos para su propia firma, dos para Dior, más el Prefall, el Resort y la Alta Costura– es normal que Simons esté exhausto. Y más desde que las colecciones Resort se muestran en lugares especiales –como Nueva York o Cannes–. El diseñador ya había advertido en varias entrevistas que la carga de trabajo era excesiva, y que se enfrentaba a mucha presión, debido al cuestionamiento de crítica y público.
¿Qué va a hacer ahora Raf Simons?
Según Women’s Wear Daily, Calvin Klein puede haber sido una de las marcas que recientemente ha hecho propuestas al diseñador belga, apreciado por sus tendencias minimalistas, sus conexiones mundiales de arte y su enfoque audaz para el diseño. De momento Simons se centrará en su firma homónima de ropa masculina, porque tiene una clausula de no competencia, típica en los grandes contratos, que le impide temporalmente trabajar para las compañías rivales de LVMH. El diseñador dará un giro vital, tendrá más tiempo para sus pasiones, como el arte y la arquitectura, y más margen para la creatividad y las ideas.
¿Qué va a pasar en Dior?
Toledano y Arnault tendrán que enfrentarse a la difícil tarea de encontrar un sustituto digno que asuma uno de los papeles creativos más prestigiosos. La feroz especulación de nombres y quinielas ya ha empezado. Cathy Horyn ha citado en The Cut a dos firmes candidatos: Riccardo Tisci y Phoebe Philo. Desde el punto de vista estético Philo se adaptaría mejor a los códigos que Simons ha marcado en Dior, aunque la británica está aferrada a Londres –donde vive con su familia–, lo que impide su mudanza a París, dónde están situadas las oficinas de Dior. Tisci no tiene ataduras personales, pero su particular personalidad, ligada a la cultura pop, las Kardashian y Beyonce, y su pasión por la religión y la oscuridad, se contraponen frontalmente con la filosofía que Simons ha dejado en Dior, un universo de pureza, modernismo y elegancia. Aún así, el CEO de Dior quiso observarle de cerca en su última colección primavera/verano 2016 en Nueva York el 11 de septiembre.
WWD asegura que se están considerando otros nombres como Jonathan Anderson, desde 2014 director creativo de Loewe, otra firma de LVMH, pero es demasiado joven y no tiene experiencia en la Alta Costura. Dior también podría reanudar las conversaciones con los diseñadores con los que había hablado tras la salida de Galliano, una lista de élite que incluye a Alber Elbaz de Lanvin y al dúo Proenza Schouler. El holding francés también admira el trabajo de Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli de Valentino, aunque el dúo está muy vinculado a Roma.
Sería insólito por parte de Dior seguir los pasos de su competencia, el grupo Kering –propietario de Balenciaga o Gucci–, y contratar a alguien de un perfil casi desconocido pero que conociera internamente la firma. Ese alguien sería Peter Mulier. Este discreto diseñador belga ha sido la mano derecha de Raf Simons en Dior, de hecho lleva toda su carrera siéndolo. Empezó en Amberes con la firma homónima y fue el encargado de los accesorios de Jil Sander durante 6 años, hasta que llegó Dior. Ahora el paso más natural sería que siguiera a Raf Simons, pero en el último desfile de Dior, el director creativo cogió de la mano a Mulier y lo llevo a la pasarela a saludar. ¿Quería decirnos algo? ¿Estaba Raf Simons sugiriendo a Toledano quién debía ser su sustituto?