Un nuevo sol ha llegado a México. Y no es ciencia ficción. Así lo demuestra la colaboración entre Swarovski y Fernando Romero Enterprise (FR-EE), que ha traído como novedad una instalación que explora la relacio´n de la humanidad con el sol. Su estructura es, como no podía ser de otra forma, de otra galaxia: diseñada a escala, mil millones de veces ma´s pequen~a que el astro real y compuesta de 2.880 cristales Swarovski hechos y cortados a la medida.
Swarovski, una historia brillante
Gentleman
Esta pieza única esta´ inspirada en la geometri´a sagrada utilizada por los antiguos Aztecas y Mayas para construir sus pira´mides, cuyo propo´sito era el de controlar los feno´menos astrono´micos. El proceso no ha sido sencillo. 50 horas de trabajo de ingenieri´a y tres meses de disen~o y desarrollo te´cnico en las oficinas centrales de Swarovski en Wattens, Austria.
‘El Sol’, como se ha llamado a la instalación, muestra una estructura esfe´rica interna y una superficie lisa compuesta por un complejo rompecabezas de cuatro tipos de cristales, que potencian la luz emitida. Para esta ocasión, Swarovski ha vuelto a confiar en su característico acabado de Aurora Boreal. Un proyecto apasionante, como el mismo Fernando Romero asegura, ya que «aborda tanto lo profesional como lo personal».
