Parece que la crisis de reputación en la que Blake Lively lleva inmersa desde que en el pasado verano estrenó la película It ends with us siguiendo una criticada estrategia de marketing, está llegando a su fin. O al menos eso es lo que está intentando porque después de unas semanas en las que ha mantenido un perfil bajo que le han llevado a no interactuar apenas en sus redes sociales y a no aparecer en ningún tipo de evento, poco a poco se está dejando ver en público. Primero fue disfrutando de un informal paseo junto a su marido y ahora ha sido cenando con él y con su gran amiga Taylor Swift.
La artista ha querido mostrar su incondicional apoyo a la actriz en estos complicados momentos para su fama organizando una cita doble con su colega y sus respectivas parejas, Ryan Reynolds y Travis Kelce en un conocido restaurante del soho neoyorkino, The Corner Store.
Dos parejas, dos formas de entender la moda
Para esta quedada entre amigos –Ryan Reynolds y Blake Lively han estado junto a Taylor Swift en las gradas de diferentes estadios viendo jugar a Travis Kelce en distintos partidos de la NFL–, la cantante de Shake it off vistió de negro con una minifalda de efecto piel firmada por RTA, un corsé de red de Gucci, unos botines de Louis Vuitton con plataforma y un bolso de Dior, a los cuales añadió color con un elegante abrigo camel de Ralph Lauren y su característico labial rojo; mientras que la intérprete de Gossip Girl prefirió decantarse por el tono vino ya que es el que aparecía tanto en sus botines de tacón como en su conjunto de punto de leggings y vestido.
Ryan Reynolds y Travis Kelce, en cambio, optaron por estilismos más relajados en los que resultaba evidente que sus gustos para la moda son muy diferentes. El primero suele optar por los looks sencillos y sin grandes estridencias, mientras que el segundo tiene muy claro que si para algo está la ropa es para permitirnos jugar con ella.
El encargado de dar vida al personaje de Deadpool se mantuvo fiel a la filosofía discreta que impera en su armario pero no por ello repitió su esquema habitual. En lugar de unas Converse blancas como las que luce tan a menudo, Reynolds quiso que fueran unos zapatos de ante marrón los que le acompañaran para esta ocasión con un pantalón pitillo azul marino además de con una camisa blanca de original cuello estampado y costuras doradas que lleva el sello de una de sus firmas de moda favoritas: Bode.
La apuesta de Travis Kelce fue por unas zapatillas blancas, unos pantalones anchos oscuros y una camisa de manga corta estampada. Esta última llevaba el sello de Jacquemus y presumía de un original dibujo de caballos, lo que dejaba claro lo mucho que al jugador de fútbol americano le gusta innovar con la ropa, salirse de lo convencional y adaptar las diferentes tendencias hasta hacerlas suyas.
Para completar su look, el deportista optó por un conjunto de collar y pulsera de la colección de joyería de Louis Vuitton.
