Para enfrentarse a los cambios de temperatura en la temporada otoño-invierno nada funciona mejor que vestir a capas. A nivel práctico porque siempre será mejor quitarse y ponerse prendas cual cebolla en función del momento del día que tener que ir pasando frío o calor según los diferentes espacios por los que te vayas moviendo. Pero es que también la parte estética es favorable en este sentido puesto que los resultados que se obtienen suelen ser mucho más interesantes que los que conseguimos simplemente uniendo un jersey con un pantalón.
Esto que los anglosajones denominan ‘layering’ se puede considerar todo un arte. Porque no consiste en elegir un look como si el de una matrioshka se tratase, se trata de hacer toda una composición equilibrada con los diferentes elementos que quieres poner en juego. Y aquí hay que tener en cuenta una serie de detalles para obtener un buen resultado como por ejemplo las proporciones. Aunque, si lo que quieres es vestir a capas nivel experto, estos son los tres consejos fundamentales que te daría cualquier experto en moda:
Define una buena base
Sentar bien las bases es fundamental para muchas cosas, también a la hora de crear un estilismo. Por eso lo primero es escoger piezas cómodas y versátiles con las que poder experimentar sin miedo. Lo mejor es tirar de básicos que sean de tejidos transpirables y más bien ajustados para que sobre ellas puedan ir añadiéndose los elementos.
Si optas por colores neutros –beige, blancos o grises, por ejemplo– para que puedas después hacer con ellos conjuntos tonales equilibrados y coordinados con diferentes intensidades, tendrás gran parte del trabajo hecho con notable éxito.
Mezcla texturas
Esto es de «primero de Layering». Optar por tejidos diferentes no solo añade profundidad sino que genera interés visual al look. Además, desde un punto de vista práctico es evidente que recurrir a una u otra prenda dependiendo de lo que necesitemos es una genial solución para adecuar nuestra vestimenta para no tener que pasar en ningún momento ni frío ni calor.
Por ejemplo, con una camiseta de algodón como base puedes incorporar un suéter de punto ligero o una camisa de franela sobre la que después colocar un chaleco acolchado y un abrigo de lana. Aprovecha aquí para jugar también con los patrones y los colores de cara a probar estilos diferentes.
Apóyate en los complementos
Los accesorios conforman el otro gran pilar sobre el que se sustenta cualquier look a capas. Cinturones, pañuelos, relojes, bufandas, gorros… cualquier complemento que se ocurra merece ser considerado cuando se trata de elaborar cualquier estilismo, más que nada porque son los responsables de añadir matices y marcar la diferencia con respecto a las alternativas convencionales.
Utiliza los complementos para agregar dimensión o simplemente como toque de color, pero trata de evitar siempre la sobrecarga visual para no caer en el exceso y tirar por tierra el resto del conjunto.