William Levy: “Mi ego murió en Cuba”

William Levy: “Mi ego murió en Cuba”

William Levy: “Mi ego murió en Cuba”

El de William Levy (La Habana, 1980) ha sido un largo viaje con muchos giros, distintos caminos y cambios de sentido. Un viaje al que, sin embargo, aún no le ve un destino final. Hoy es una estrella mundial, en Latinoamérica, en EE.UU. y ahora en España (y por Europa). Un estado que parecía muy lejano en los primeros 15 años de su vida que pasó en Cuba. Cuando se marchó de allí a Miami, su primer amor fue el baseball, pero tras unos pinitos en la moda y algún programa de televisión encontró su vocación en la ficción. Se formó como actor en Los Ángeles y no tardaron en llegarle los proyectos de nuevo en la otra costa americana.

El universo latino y su potente maquinaria televisiva le acogió con los brazos abiertos. Levy se alzó como galán de telenovela (Olvidarte jamás, Mi vida eres tú, Cuidado con el ángel, Sortilegio…). La tempestad (2013) fue la última de su primera etapa. Ahí decidió parar y dar de nuevo otro golpe de timón, lanzarse más al cine y al mundo de Hollywood, donde tampoco le fue mal (Resident Evil: El capítulo final, Addicted, Plan de chicas…).

Allí estaba cuando le llegó otro protagonista en una telenovela ambientada en los cafetales de Colombia, lo aceptó: por instinto. Los personajes le eligen a él, cree, y no al revés. Aunque sea quien tome la decisión final, porque desde que salió de Cuba ha sido muy consciente sobre la libertad y el poder de elección desde las cosas más pequeñas de la vida hasta las más significativas. Él tiene el control. Y aunque con el éxito de Café con aroma de mujer parecía que su carrera se lanzara descontrolada, Levy la amarró bien para volver a girar de rumbo. Esta vez con la intención de abrirse camino como productor (de nuevo, tener más libertad de elección y más control sobre sus elecciones) y poder trabajar en España (como actor, en campañas, para El Corte Inglés, ya le habíamos visto). Montecristo (en Movistar Plus+) es su primer proyecto, una serie ambiciosa, basada en el clásico de Alejandro Dumas, que llega en el momento adecuado para el cubano.

Ha dicho que su público le pedía algo como Montecristo, ¿cómo define la serie?

Yo siempre me sentí muy identificado con Montecristo, quería hacer una adaptación desde hace años. Creo que cualquier actor querría ser parte de algo así, es una historia muy fuerte. Y, obviamente, yo quiero hacer lo mejor en mi carrera, lo perseguí y lo perseguí hasta que lo conseguí. En este caso, nos arriesgamos y trajimos la historia a la actualidad, creo todo lo que se ha hecho de Montecristo es de época. Y creo que… Creo, no… Estamos muy satisfechos con el resultado.

También es productor de la serie, ¿cómo fue su involucración?

Empecé en 2017 a producir, quería dar un poco más de creatividad y poner mis ganas de cuidar un proyecto, quiero poder cuidar lo mío, no dejarlo a nadie más, porque no todo el mundo le pone el mismo cariño. El papel del actor queda más limitado y como productor tienes más oportunidad de opinar y crear.

El actor, en otro momento de la premiere. La serie puede verse en Movistar +.

¿Cuál es su relación con el personaje de Montecristo?

Creo que siempre me he sentido identificado con las ganas de llevar a cabo una venganza… O quizá más con la idea de hacer justicia. Todo el mundo en algún momento de su vida creo que se siente así, con ganas de vengar o hacer justicia sobre alguna injusticia que ha vivido o presenciado. Creo que ese es mi vínculo. Montecristo es así, es un hombre que ha sido víctima de una injusticia, que le han llevado a cargar con traumas y para poder sobrevivir sufre mucho, es un antihéroe. Es lo que me gusta de este personaje, es muy humano, muy real, sufre como todos, con sus problemas, traumas… Las historias de venganza llaman mucho la atención porque uno quiere ver, quiere sentir si vale la pena vengarse de esta forma… Y eso también lo vamos a mostrar, a veces la venganza puede llevarte a destruir toda tu vida y la de los demás. Y entonces te preguntas, ¿vale la pena?

También habla del otro lado, del perdón.

Efectivamente, hay que saber perdón. Hay que empezar por perdonarte a ti mismo. Si no eres capaz de perdonarte a ti mismo por lo que has pensado o lo que has hecho, pues no puedes perdonar a nadie más ni pedir perdón. Son cosas por las que este personaje pasa y me gusta mucho porque lo hace muy real. Y a la vez como actor es una experiencia difícil, es un gran reto, porque al final es interpretar a dos personajes al mismo tiempo: es Edmundo Dantés creando un personaje que se llama Alejandro Montecristo para llevar a cabo su venganza. Ha sido complejo, pero necesito que lo sea, porque si no me aburro. Me gustan los retos.

¿Cree que esta serie ha llegado en un buen momento después del éxito mundial de Café con aroma de mujer?

Creo que sí, que ha llegado en un momento en el que estoy más preparado como actor. Creo que en mi carrera lo que me ha hecho mejor cada día no ha sido solo la experiencia profesional, sino la experiencia vital. Creo que según cumples años, eres mejor actor, tienes más experiencias y así más recursos para entender a tus personajes; lo has vivido, lo has visto. Los años te dan más capacidad.

¿La preparación ha sido diferente? ¿Ha profundizado y tirado más de su experiencia personal?

Sí, fue un trabajo largo, más profundo, pero mereció la pena porque era un personaje muy complicado. Es un trabajo delicado, tienes que saber en qué momento es solo Montecristo, a veces es Edmundo, a veces dejas ver tu venganza… Tienes que ir dejando ver el conflicto interior, cómo todo el rato está luchando consigo mismo, ha sido muy enriquecedor.

¿Se reconoce en esa dualidad como actor, en esa lucha entre la persona pública y la persona privada y real que es?

Claro, todo el tiempo. Pero es una lucha que creo que tenemos todos de todas formas. Todo el tiempo somos dos personas, somos antagonistas o protagonistas, depende de la situación que estés enfrentando, hay veces que te dan ganas de romperle la madre a alguien [RISAS] y tienes que controlar a ese animal que llevas dentro… Yo siempre lo digo, para mí nuestro corazón es el toro y nuestra mente es el que lo monta, nuestra mente tiene que ser capaz de domar ese corazón porque si no el toro te destroza tu vida, te mata. Mi mente tiene que ser capaz de dominar el corazón, si no lo domina estoy hecho mierda.

¿Cómo se consigue?

Es difícil, no lo consigo todo el tiempo, pero lo trabajo todo el tiempo. Deberías ser lo suficientemente capaz o fuerte para poder elegir tus sentimientos como eliges la ropa que te pones cada mañana; si no lo eliges, eres una persona débil. Tienes que dominar los pensamientos malos, por ejemplo, no dejarte llevar por ellos. Pensar en que todo está bien… Con el tiempo se hace más fácil, el cerebro lo trabajas, lo practicas, llega un punto donde todo será más fácil.

En la serie se habla de egos… ¿Cómo se lleva con su ego?

Mi ego lo trabajé durante 15 años en Cuba, así que… Mi ego está muerto. Mi ego murió en Cuba. No tengo ningún tipo de ego. Soy una persona que creció sin nada y para mí tener una oportunidad mejor que alguien más no me hace mejor que alguien más, me hace quizá más trabajador, me esforcé un poquito más… no sé… Fuera de Cuba todos tenemos las mismas oportunidades, solo hay que esforzarse para alcanzarlas. En Cuba, no es así, en Cuba ya puedes trabajar todo lo que quieras, pero no vas a conseguir nada en la vida. Nada me hace mejor que nadie, tú luchas y haces hasta donde quieres. No soy mejor que nadie, ni mi estatus, ni la vida, ni dinero… Uno tiene que tener decencia y nobleza en el corazón y no limitarte a nada.

Esos 15 años han marcado su vida.

Soy más agradecido en la vida, la disfruto al máximo, gracias a dios que viví así, no me imaginaría la vida limitándome, pensando que aquí no pertenezco, aquí, sí; yo pertenezco a cualquier lugar del mundo. La pobreza o la riqueza no está en lo superficial, está en el corazón.

¿Vuelve a Cuba alguna vez?

Yo fui tres veces para ver a mi familia, pero mi familia ya no está allí, están todos fuera, así que nada me ata… Por ahora, no voy.

En el paso de la telenovela a Hollywood, ¿se vio limitado por los estereotipos?

Yo quería  hacerlo, cuando logras algo que querías hacer, siempre es gratificante. Tu éxito no depende de cómo lo vean los demás, depende de cómo lo veas tú, ser feliz con lo que tú creas que te hace feliz. Llegué, trabajé, formé parte de proyectos muy increíbles e importantes, lo hice cuando quise hacerlo, me da mucha satisfacción hacer las cosas cuando yo decido hacerlas no cuando alguien me dice que debo hacerlas. Me da mucha satisfacción trabajar así, cuando yo decidí producir, lo hice. En la vida tienes que arriesgarte y tomar el timón de tu barco y no importa lo que pase, mientras navegues, estamos bien, disfruta del viaje y de las estrellas.

Salir de la versión móvil