Dos frases resumen a la perfección la monumentalidad del espectáculo al que nos enfrentamos. La primera es del capitán Ahab, el protagonista de la imprescindible ‘Moby Dick’, de Herman Melville, obsesionado en derrotar a la gran ballena blanca que le dejó cojo: “Yo no estoy loco. Soy la locura enloquecida”. La otra pertenece a Josep María Pou, el actor que le encarna ahora en el teatro: “Sé que me tengo que enfrentar a Ahab con la misma pasión, valentía y determinación con que Ahab se enfrenta a la ballena. Con la misma locura. O puede que incluso más”.
El montaje, dirigido por el maestro Andrés Lima sobre el guión adaptado del inclasificable Juan Cavestany, llega ahora a Madrid (del 8 de febrero al 10 de marzo en el Teatro La Latina) tras el éxito cosechado, a principios del año pasado, en el Teatre Goya de Barcelona: por la espectacularidad de la puesta en escena de Lima; por la grandeza del texto original y la capacidad de su adaptación literaria para captar su esencia y, especialmente, por la actuación de Pou, un grande de la interpretación, en todos los sentidos, capaz de aunar en torno a su figura la admiración de varias generaciones.
Si la transversalidad es una de las aspiraciones de la cultura, nadie mejor que este barcelonés para abanderar tan democrático objetivo. En su doble vertiente de actor y director, su currículum –que transita no solo por las tablas de un escenario, sino también por cine, televisión y radio– es algo así como una historia del teatro.
En su trayectoria habitan todos, desde Bernard Shaw a Shakespeare pasando por Brecht, Chejov, Molière, Ibsen, Calderón o Pinter; como aglutina, también, los premios, desde el Nacional de Teatro del Ministerio de Cultura, tres premios Max, el de la Unión de Actores de Madrid y, por qué no decirlo, el de los Gentlemen del Año, que concede esta revista y que contó con su presencia en la edición de 2018.
Con 50 años de oficio, que cumplió en 2018 –desde que debutó en el histórico montaje que Adolfo Marsillach montó en 1968 del Marat-Sade de Peter Weis–, Pou afirma ante Moby Dick: “La magnitud de Ahab me hace pensar que estoy haciendo un personaje de Shakespeare, que conecta directamente con personajes que he representado como el Rey Lear y Orson Welles. Ahab es un personaje que te arrastra y que solo se puede hacer si al comenzar la función te sitúas al borde del abismo”.