No es fácil seguir la pista a Toni Garrido. Identificarle, sí. Es uno de los reporteros de aquel Caiga quien Caiga rompedor –que ahora, él mismo reconoce, tendría difícil cohabitar con la “violencia política” existente–. Y es quien, con Asuntos propios, llevó la audiencia de las tardes de Radio Nacional a cotas poco conocidas antes de ser despedido como consecuencia ¿inevitable? de un cambio de Gobierno, por citar solo algunos de sus trabajos más populares, a los que se podrían añadir sus apariciones como comentarista de varias ediciones de los Goya o los Oscar, sus incursiones en el Hoy por Hoy de la Cadena Ser o la producción del programa Gen Playz para RTVE, entre otros. Pero, ahora, ¿en qué anda?
Pues no para, no ha parado nunca. Crea y ayuda como productor a crear a otros. Lleva así años, bajo el paraguas de empresas más o menos longevas en una inquieta y fructífera trayectoria que ha desembocado ahora en la puesta en marcha de la productora Dollhouse: “Lo que quiero es que Dollhouse sea un hub creativo, un nudo de creatividad donde todo aquel que quiera contar un historia, donde todo aquel que tenga algo que decir, tenga la oportunidad de hacerlo. Tenemos los recursos, capacidades, contactos y medios para hacer esa historia grande y dar salida a todo lo que está por llegar”.
Una de sus primeras creaciones ya está en el aire: la miniserie documental Suicidio: el dolor invisible, que se puede ver en RTVE Play, lo que le vale a Toni Garrido para dos reivindicaciones: la televisión pública, “es la que nos hace mejores, nos entretiene y nos forma, que es su obligación y no lo hacen los demás”; y la necesidad de afrontar como sociedad el debate sobre la salud mental.
Garrido enmarca el nacimiento de Dollhouse “en un momento mágico, maravilloso, donde se vuelven a repartir las cartas otra vez”, determinado por la tecnología y la inteligencia artificial, por la “democratización” de las herramientas creativas. Nadie tiene ahora que darte la oportunidad: “La tecnología te da las herramientas para hacerlo por tu cuenta”. Y Dollhouse, añade, pretende estar ahí, creando los formatos que la gente consume. Por cierto, sabe de lo que habla; porque entre los que ya produce Toni Garrido se encuentran dos exitosos podcasts, seguidos por muy diferentes tipos de público: La Script, especializado en cine, y La Pija y la Quinqui, eminentemente juvenil, pero con capacidad para llevar a su mesa desde Rosalía hasta Pedro Sánchez.
¿Qué contesta Toni Garrido cuando le preguntan su profesión? “Tengo la ventaja –bromea– de que, dentro de unos medios y con una notable escasez de talento, he conseguido sobrevivir haciendo cosas muy distintas”. Sus hijos dicen que es productor; pero él se define como locutor: “Hablo muy bajito, pero muy bien, y todo lo que ha venido después han sido cosas que yo he celebrado mucho”.
Todo eso que ha venido tiene mucho que ver con una facultad que considera determinante: la curiosidad. “No hay nada comparable a la curiosidad: es lo que hace que escribamos, que nos movamos, que viajemos, que probemos el picante”. Y recuerda, en ese sentido, cuando con 15 años se presentó en una emisora de Mallorca y dijo que quería trabajar ahí. “Me dijeron que no, con buen criterio, pero volví. Ahora –añade– no soy esa persona, como no seré la misma dentro de 35 años. Pero sé que el movimiento que hice fue por la curiosidad, y eso no lo he perdido”.