Glen Powell sigue imparable entre acción, comedia y ciencia-ficción

Glen Powell posando para Gentleman.

Glen Powell posando para Gentleman.

No ha parado de correr. Desde que Glen Powell (Austin, Estados Unidos, 1988) escapó de la universidad en su Texas natal, donde tuvo una infancia feliz de suburbio de clase media norteamericana, hijo de coach empresarial y ama de casa con dos hermanas, su velocidad de crucero ha ido creciendo geométricamente al ritmo de su pulsión interpretativa. En esa pasión tuvo mucho que ver desde el principio el cineasta Richard Linklater, de Austin como él, y al que le ha gustado siempre rodar en su tierra y rodearse de sus paisanos (Ethan Hawke en la trilogía Antes de… y Matthew McConaughey en Movida del 76 son los mejores antecedentes). Es cierto que su debut en la interpretación al margen del teatro del insti, fue todavía quinceañero, junto a Antonio Banderas en Spy Kids 3-D: Game Over (2003), cuando todavía aparecía en los créditos como Glen Powell Jr., pero no fue hasta Fast Food Nation (2006), una de las más vitriólicas visiones de Estados Unidos del citado Linklater, cuando Powell pudo, no solo quitarse el estigma de Junior, sino también llamar la atención sobre su trabajo.

Mudarse a Los Ángeles supuso sin duda un acelerón en su carrera, pero todavía le quedaban por delante unos cuantos años de papeles de todo pelaje poniendo mentón duro detrás del primer plano o en la figuración, como en Los mercenarios 3 y El caballero oscuro (2012) o en series como CSI: Miami y Rizzoli & Islands. Hasta que en 2015 le llegó la oportunidad de la serie Scream Queens, su vía de entrada a los personajes con enjundia, a sus primeros protagonistas. Rodeado de jóvenes actrices, su papel de chico malote en la universidad en la que están cometiéndose varios crímenes dio el pistoletazo definitivo de salida a su éxito.

Powell está a punto de cambiar de ritmo otra vez con el estreno de The Running Man (el 28 de noviembre en los cines de toda España), distopía de acción basada en una novela de ciencia-ficción de Stephen King, que los boomers que crecieron con el cine de videoclub recordarán como Perseguido por aquella adaptación que protagonizó Arnold Schwarzenegger en 1987, dirigida por Paul Michael Glaser (¡el Starsky de la serie Starsky y Hutch metido a director!). Reinterpretada y dirigida ahora por Edgar Wright, uno de esos escasísimos cineastas con universo propio que quedan trabajando desde Hollywood, el realizador de Última noche en el Soho, Baby Driver y Scott Pilgrim contra el mundo, a pesar de que no olvida sus orígenes británicos en la Trilogía del Cornetto con Simon Pegg y Nick Frost (Zombies Party, Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo), confía ahora en el rostro de Glen Powell para protagonizar esta aventura distópica con ecos de Los juegos del hambre.

Fotografía:Chantal Anderson
Glen Powell es el protagonista de una de las grandes superproducciones de lo que queda de año, The Running Man (estreno, el 28 de noviembre), dirigida por Edgar Wright.

The Running Man, nada que ver con el deporte (que no es exactamente lo mismo que ‘The Runner’, que sería ‘El corredor’, sino más bien ‘El hombre que huye’) es el título de un programa de gran audiencia en la televisión de un futuro aparentemente próximo: se trata de una competición en la que los concursantes, a los que conoceremos (esta vez sí) como Runners, deben tratar de sobrevivir durante 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Powell comparte papel en esta superproducción de Paramount, sosteniendo la cartelería de esta adrenalínica huida hacia adelante, con William H. Macy, Josh Brolin, Emilia Jones, Colman Domingo, Michael Cera, Lee Pace y Jayme Lawson, en lo que sin duda parecer una de las principales apuestas del cine de acción para este fin de año.

De correr hacia el triunfo sabe bastante Powell, cuyo acelerón se produjo en la comedia generacional de su director fetiche, Linklater, en Todos queremos algo (2016), donde compartía con otros jóvenes actores una historia de jugadores de béisbol universitarios que recogía no solo parte de las vivencias reales del propio cineasta, sino también el espíritu de Movida del 76. El bélico Castillos de arena (2017), pero sobre todo los personajes secundarios robaescenas de La sociedad literaria y el pastel de patata (2018), con Lily James, y la romcom –como se conoce a las comedias románticas– Cómo deshacerte de tu jefe (2019), con Zooey Dutch, han cebado su esprint hacia el estrellato, siempre marcando un perfil de hombre duro, pero cercano a esa nueva masculinidad nada enfática ni empalagosa que gana adeptos, y adeptas, en Hollywood.

Y corre, y corre. Hasta el infinito y más allá. Porque en realidad lo suyo también viene de volar. Su explosión se debe mucho a la velocidad supersónica de los aviones, e incluso a los cohetes en el espacio exterior. ¿Galáctico? No puede ser casualidad que le hayamos visto pelear en una aeronave del ejército en la Guerra de Corea con Devotion: una historia de héroes (2022), el mismo año en el que brilló en el personaje aparentemente antipático de Top Gun: Maverick (el que hizo Val Kilmer en la película original), el que compite con Tom Cruise, un caramelo que Powell supo aprovechar.

Fotografía:Chantal Anderson
Entre sus últimos éxitos en taquilla figuran Cualquiera menos tú, con Sydney Sweeney, o Twisters, con Daisy Edgar-Jones.

Más cerca aún de las estrellas, trabajó en esa maravilla de la nostalgia rotoscopada (animación trazada de los personajes reales) por Linklater que fue Apolo 10 ½ (2022), con el personaje de Bostick implicado en la carrera espacial, que entroncaba con el que también hizo del astronauta John Glenn en esa recomendable reivindicación de la mujer en que se convirtió Figuras ocultas (2016).

En pareja o solo ante el peligro

Cuando parecía que había parado un poco para coger impulso, llegaron prácticamente de golpe sus tres últimos grandes éxitos en la gran pantalla, con personajes lo suficientemente versátiles como para llamar la atención de Hollywood y más allá. Tanto Cualquiera menos tú (Will Gluck, 2023), con Sydney Sweeney, la comedia romántica guapa-conoce-guapo de hace dos temporadas, como Twisters (Lee Isaac Chung, 2024), con Daisy Edgar-Jones, la reformulación de la noventera Twister (Tornado), le pusieron en el carril que ahora ha copado, a lo que contribuyó también Hit Man. Asesino por casualidad (2023), con Adria Arjona, su último trabajo junto Linklater. Perfectamente dotado, como esta breve secuencia demuestra, para protagonizar cine de acción y comedia de lucha de sexos, Powell se ha acostumbrado también a trabajar en pareja con algunas de las actrices más rutilantes del momento.

Y quizá también por eso es uno de los intérpretes del momento que más proyectos, y de los más variados géneros, tiene entre manos: estará con Jenna Ortega (la popular actriz de Miércoles) protagonizando el próximo proyecto, aún sin título, escrito y dirigido por J. J. Abrams (Perdidos); ya ha confirmado su presencia en un largometraje de Ron Howard (otro que conoce bien el espacio, como director de Apolo 13) con aviones de combate, así como en la comedia que prepara Judd Apatow (Virgen a los 40), además de en el futuro drama de Barry Jenkins, director de la oscarizada Moonlight y de Aftersun, titulado The Natural Order. Con todas las calles abiertas para seguir en la carrera, la escapada de Glen Powell hacia el éxito continúa. El cielo es el límite.

Salir de la versión móvil