Elegir la personalidad musical del momento parecía sencillo. Todo el mundo habla de Rosalía, pero su nombre ya lo avanzamos en esta misma revista hace un año. Está claro que el protagonista de los últimos meses habla español, así que la gala de los Grammy latinos era una buena piedra de toque para refrendar al candidato. Los favoritos en dicha gala eran el colombiano J. Balvin con ocho nominaciones y Rosalía con su irresistible ‘Malamente’.
La música urbana, la generación del trap y el reguetón han desplazado las corrientes históricas en América Latina, que vive tiempos de cambio en un clima de efervescencia continental. Ahora todo se consume a velocidades supersónicas, y en eso llegó Jorge Drexler (nacido en Montevideo, Uruguay, en 1964) a la ceremonia y se llevó los mejores premios y los grandes titulares.
Drexler lleva un año girando con ‘Salvavidas de hielo’, uno de esos discos suyos tan discretos y abracadabrantes en los que juega con la intimidad del baile y reivindica la telefonía y los poemas escritos en una servilleta de papel.
Jorge es como el verso de Chicho Sánchez Ferlosio, “un moro judío que vive entre los cristianos”, un tipo de Uruguay que vive en Madrid y graba su último disco en México y que luego confiesa que donde se siente a gusto es ¡en los aviones en los vuelos trasatlánticos!. Luego, en España, es capaz de ver lo evidente: que Paco de Lucía merecía un funeral de estado y que fue minusvalorado por los políticos a la hora de su muerte.
En fin, Jorge es el cantautor que adora la electrónica y que en la gala de los Oscar defiende su canción y al tipo al que han puesto a cantarla (Antonio Banderas) porque es más famoso que él. Y en la hora de la victoria sobre el género urbano, al recoger los Grammy, va y dice: “¡Que viva Borges y Pessoa. Pero también que viva la cumbia y el reguetón!”.