Dice Riccardo Bruno que la ropa que llevamos no solo cumple una función, que es también una “forma de comunicarnos”, de “transmitir nuestra identidad”, de “diferenciarnos” e, incluso, de expresar “la forma en que interpretamos la vida”. Por eso, el color es tan importante para Harmont & Blaine, la firma de moda premium fundada en Nápoles (Italia) en 1986 –la del icónico perro salchicha como logo–: porque encierra un marcado mensaje de positividad y optimismo, de estilo de vida vibrante y creativo, mediterráneo e incluso juguetón. Por supuesto, con la calidad y la atención al detalle como aliados indiscutibles.
Bruno, napolitano también, es el actual presidente del Consejo de Administración de Harmont & Blaine. Es, sobre todo, un hombre de negocios con una inicial formación como ingeniero electrónico que derivó luego hacia la banca de inversión y las finanzas, sector en el que lleva trabajando 35 años. Experiencia más que suficiente para ver en Harmont & Blaine y en su “alma italiana” un potencial de crecimiento innegable como para decidir subirse al barco como accionista en 2022 a través de un club deal. Con una estrategia clara: expansión de la marca tanto en producto –con líneas consolidadas de hombre, mujer y niño, hay frentes abiertos en el horizonte como los accesorios, la piel y los productos de cuero– como en mercados: actualmente, Harmont & Blaine está presente en 54 países, con Italia como principal mercado y España como segundo –aunque con una cuota que espera triplicar en los próximos cinco años–, junto a otros emergentes como México, América del Sur o Florida, en principio tan cercanos a ese colorido optimismo que transmite la marca.
Por cierto, y hablando de nuevas líneas de producto: Riccardo Bruno ha viajado a Madrid para presentar –en la flagship de la calle Serrano, de poco más de un año de vida– la nueva colección cápsula My Dog & I, con jerséis de cuello redondo y cuello alto de lana y cachemir tanto para el hombre y la mujer como para el perro, al fin y al cabo, protagonista del icónico logo de la marca. Explica Bruno que el lanzamiento de una colección tan particular es también una forma de crear comunidad, de atraer hacia Harmont & Blaine a ese creciente número de hombres y mujeres que aman a las mascotas. Y también, como explicó en la presentación de la colección Paolo Montefusco, fundador y CEO de Harmont & Blaine, “porque la protección del medio ambiente y de los animales es un tema muy importante para la marca, que implica un compromiso constante y diario”.
Riccardo Bruno explica que el smart casual que tan bien representa Harmont & Blaine ha ido ganando terreno en todo el mundo hasta dejar la elegancia clásica para ocasiones especiales; y añade que el color es el instrumento para diferenciarse, para aparcar los formales grises y azules que nos igualaban y encontrar vías de expresión e identidad diferente. Y no hay límite de edad para ello: “Puede variar el estilo, pero no el color”. De hecho, entre los clientes de la marca son actualmente mayoría quienes rondan los 40 años o incluso los superan, hasta el punto de que atraer a los más jóvenes es otro de los objetivos estratégicos de la marca, con las herramientas digitales como principal cauce de comunicación con ellos. No les será difícil: en un mundo no siempre alentador como el que vivimos, el color puede ser la mejor forma de ver la vida.