Hay un trozo de la torre Eiffel en cada una de las medallas que recibirán los deportistas en los Juegos Olímpicos. Literalmente. De las sucesivos arreglos o renovaciones realizados en la torre a lo largo de sus más de 130 años de vida, se guardaron trozos de hierro sobrantes que han sido ahora reutilizados para crear la pieza central hexagonal que lucen las medallas. Un trozo de París para acompañar a los campeones. El diseño y fabricación de las medallas ha sido obra de la joyería Chaumet –otro emblema, sin duda, de la capital francesa–, cuya empresa matriz, la todopoderosa LVMH, ha firmado un importante acuerdo de patrocinio con los Juegos.
De ese hexágono, que se mantiene con una técnica de engarce utilizada para sujetar piedras preciosas en la alta joyería, surgen rayos, facetados para crear un atractivo juego de luces y sombras, que pretenden dotar aún de más brillo la gesta de los atletas. El diseño de esta cara se repite en las medallas de oro, plata y bronce. La otra cara es idéntica en todos los Juegos, e ilustra a través de una imagen de Nike, la diosa de la Victoria, el renacimiento de los Juegos Olímpicos de la era moderna en Grecia. Venus aparece con el telón de fondo de la Acrópolis y saliendo del Estadio Panatenaico, donde se celebraron los Juegos de 1896.
En las medallas de los Juegos Paralímpicos se repite esa cara con el hexágono de hierro, mientras que el reverso, plenamente francés, refleja una vista desde los pies de la torre Eiffel mirando hacia arriba con el lema París 2024 grabado en braille. Las cintas serán azules en los Juegos Olímpicos y rojas en los Paralímpicos; en ambas casos, adornados con un entrelazado en honor a la torre.