A Chopard siempre le ha gustado distinguirse, tener su propia personalidad en el universo relojero. No solo estas cualidades no están al alcance de todo el mundo, sino que además hay que trasladarlas a un concepto de manufactura que exige algo más que inversión económica; deben ir apoyadas en ideas. Pero en eso, la familia Chopard siempre ha sido un ejemplo de creatividad. Demostraciones ha habido muchas desde que hace más de veinte años se pusiera en marcha L.U.C, el concepto de manufactura riguroso y relojero que ofrece creaciones asentadas en presupuestos mecánicos respetuosos con la tradición y una puesta en escena serena y elegante, pero al mismo tiempo con un alcance intemporal.
Todos estos argumentos se encuentran reunidos en el L.U.C Heritage Grand Cru, un reloj tonneau declinado en oro rosa y que en su nombre tiene contenida su esencia y aspiración, concentrar lo mejor de su acervo y conocimiento relojero. Con un movimiento automático en sus entrañas, el primero en este diseño de forma, está inspirado en los relojes de bolsillo que en su época realizaba Louis-Ulysse Chopard, cuyas iniciales son las que dan nombre a todos los movimientos manufactura de la casa. Como es también habitual en todos los calibres desarrollados en la manufactura, cuenta con certificado de cronómetro y su excelente nivel de acabados está refrendado por el Punzón de Ginebra.
Pero hay un detalle mucho más importante en esta nueva creación de la firma, y es que el movimiento, dotado de micro rotor y que responde al nombre de L.U.C 97-01L, se ha realizado también con la misma forma de la caja tonneau, una rareza mecánica en los tiempos actuales, y con un mínimo grosor de 3,3 mm de altura. Un trabajo coronado con una reserva de marcha de 65 horas, posible gracias al sistema de dos barriletes superpuestos, el ya conocido y patentado Twin®, toda una garantía de fiabilidad para lograr una excelente cronometría durante toda la autonomía de marcha.
La caja, beneficiada por el poco grosor del calibre, posee una ergonomía óptima (solo tiene 7,75 mm de altura) que permite que el reloj se adapte a todas las muñecas, algo muy importante cuando se habla de relojes de forma. Tanto la caja como el cristal, además, están abombados y permiten una visión todavía más amplia de la esfera. Ésta, como ya se puede imaginar, es tremendamente respetuosa con esa tradición estética de los relojes de bolsillo y recupera por ejemplo el color blanco puro y una numeración en caracteres romanos de color negro.