De Picasso a Barceló: un siglo de arte español con firma Masaveu

La historiadora del arte María Dolores Jiménez-Blanco.

En el patio de la Fundacion María Cristina Masaveu Peterson, la historiadora del arte María Dolores Jiménez-Blanco, quien ha comisariado la exposición sobre el arte español del siglo XX.

El primer contacto de la fundación María Cristina Masaveu Peterson con la historiadora del arte María Dolores Jiménez-Blanco se produjo en marzo de 2019. Querían que comisariara una exposición sobre el arte español del siglo XX con obras de la colección propia. No era el momento adecuado para ella, que iba a incorporarse al Ministerio de Cultura como directora general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes. “Te esperamos”, le transmitieron. Y, efectivamente, cuando dejó el cargo, en noviembre de 2021, fue de ellos, de los responsables de la fundación, la primera llamada que recibió.

La escultura Canto rudo II, de Eduardo Chillida.
Fotografía:Jacobo Medrano
La escultura Canto rudo II, de Eduardo Chillida, preside la sala que reúne, a un lado, el informalismo de autores como Rafael Canogar o Manuel Miralles con el expresionismo abstracto de Estaban Vicente o José Guerrero al otro.

La exposición Colección Masaveu. Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló se inauguró, por fin, el 9 de octubre de 2024 y, aunque su finalización estaba prevista para este 20 de julio, todo hace indicar que será prorrogada hasta después del verano. La capacidad de la muestra –cien obras escogidas de entre unas 300 posibles, pertenecientes a su vez a una ingente colección de miles de piezas, desde la Edad Media hasta la actualidad– para presentar al espectador del siglo XXI un recorrido por los movimientos, tendencias, planteamientos e inquietudes que vertebraron la pintura y la escultura del siglo XX, tan cercano y lejano a la vez, ha convertido la muestra en uno de los acontecimientos culturales de la capital. No solo por la importancia de los nombres reunidos –cualquier enumeración resulta arbitraria, pero baste citar, a pesar del riego, nombres como Picasso, Dalí, María Blanchard, Juan Gris, Sorolla, Miró, Antonio López, Soledad Sevilla, Miquel Barceló, Cristina Iglesias o Chillida, entre otros muchos–, sino también, y sobre todo, por la importancia de cada obra.

“No se trata de hacer una lista de ilustres e ir haciendo check al lado de cada nombre –explica Jiménez-Blanco–. Cada pieza es una obra maestra, todas son importantes por sí mismas, todas cuentan algo y son pertinentes, además, para conocer la obra de ese artista”, añade, mientras señala y explica a modo de ejemplo las tres esculturas de Gargallo que, dice, sirven para “contar todo Gargallo” o el Solana que remite a Las Meninas de Velázquez y, enfrentado en la misma sala a un luminoso Sorolla, contrapone las vidas urbana y la rural; o la oscura abstracción de los exiliados en París frente al colorido expresionismo de los emigrados a Nueva York.

Fotografía:Jacobo Medrano
Cuatro obras de final de siglo XX, también en el final de recorrido de la exposición: en el centro, obra sin título de Cristina Iglesias; en la pared, de izquierda a derecha: La mujer del amigo, de Jaume Plensa; y obras, también sin título, de Mitsuo Miura y Pepe Espaliú.

Los tres años de trabajo que han culminado en esta exposición han ido acompañados, además, de una minuciosa labor de investigación plasmada en un voluminoso catálogo en el que más de una veintena de expertos reseñan cada una de las obras, explicando tanto su valor intrínseco como en la trayectoria del autor y su contexto, y añadiendo, además, su procedencia histórica hasta llegar a las manos de los Masaveu.

De hecho, Arte español del siglo XX no solo está siriviendo para situar en un privilegiado lugar de la cultura a este museo de dimensiones limitadas, un tanto alejado –aunque en absoluto geográficamente– de las rutas turísticas habituales a pesar de su entrada gratuita, sino también para acercarnos al patrimonio artístico de esta saga familiar poseedora de una de las colecciones privadas más importantes del mundo.

Fotografía:Jacobo Medrano
Algunas de las obras del espacio dedicado al street art que abrió la fundación en la sede de Madrid en 2021. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Street Yeti, de Miju Lee; Reunión de gente importantísima, de Marina Tellme; Always Play, de Queen Andrea; y Jungla urbana, de Luis Pérez Calvo.

“Coleccionista –explica Jiménez-Blanco, una eminencia en el sector, que conoce como investigadora, docente comisaria e incluso gestora–, no es solo comprar. No se trata de acumular capital, sino de hacer una colección con alma, que responde a una visión propia del mundo”. Y un ejemplo de ello es la colección Masaveu, fruto, explica la propia comisaria en el catálogo, de “una tradición que abarca al menos cinco generaciones y que se despliega entre las vidas y perfiles profesionales de un comerciante que se traslada a Asturias desde su Cataluña natal aún en el siglo XIX, Pedro Masaveu Rovira, y del actual presidente de la Fundación y de la Corporación Masaveu, Fernando Masaveu Herrero”. En medio, otros nombres entre los que cabría destacar, quizás, Pedro Masaveu Masaveu, nieto del primero, melómano y culto, coleccionista de obras maestras de pintura antigua; y su hija, María Cristina Masaveu Peterson, creadora en 2006 de la fundación con el objetivo de gestionar tanto patrimonio artístico.

En el origen de todo está, efectivamente, ese primer Masaveu emigrado a Asturias que comenzó trabajando en una tienda textil y creó en 1898 la primera fábrica de cementos de España bajo el nombre de Cementos Artificiales Tudela Veguín. El imperio levantado a partir de entonces sigue teniendo el cemento y sus derivados como base, pero incluye también bodegas, una importante rama inmobiliaria, que construye o adquiere y remodela fincas urbanas; la gestión de una decena de aparcamientos; e incluso activos en el sector de la medicina, además de un creciente propósito de internacionalización con presencia de una u otra forma en más de 30 países.

Fotografía:Jacobo Medrano
Cabeza de mujer (Jacqueline), uno de los cuadros de Pablo Picasso incluidos en la exposición Arte español del siglo XX. A la derecha: Detalle del patio central del edificio que acoge la fundación, un palacete del siglo XIX en el barrio de Chamberí, de Madrid.

Y, junto a todo ello, esta histórica apuesta por el arte que, desde la creación de la fundación, y ya antes,, ha querido poner a disposición del público, incluso con labores de mecenazgo, es decir, encargando obras como la escultura Julia de Jaume Plensa que adorna la Plaza de Colón de Madrid. Así, una parte de la colección fue donada al Principado de Asturias y hoy se exhibe en el museo de Bellas Artes de Oviedo; y la fundación organiza proyectos expositivos que trascienden la sede de Madrid –como los dedicados a Sorolla, en Valencia, o a los bodegones, en Sevilla y también Valencia–. Y además cuenta con otro centro, en plena naturaleza, denominado Morasverdes –en la localidad salmantina del mismo nombre–, que incluye una muestra permanente y un albergue juvenil. “Contribuimos así –explica el presidente de la fundación Fernando Masaveu, en el catálogo de la muestra Arte español…– a mantener el espíritu de nuestra fundadora, quien con la creación de esta institución quiso aportar a la sociedad arte, cultura y, en definitiva, conocimiento”.

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