Llevaba años Citroën, décadas incluso, flirteando con la posibilidad de relanzar su icónico Méhari, aquel modelo revolucionario y alegre presentado en el mayo de 1968. Versátil, claramente orientado al ocio, casi como de una anticipación de los actuales SUV se tratara, el Méhari se convirtió en sus 20 años de vida, hasta que dejó de fabricarse en 1987, en toda una leyenda por su originalidad, sencillez y filosofía.
La responsabilidad de recuperar aquel espíritu, y sobre todo actualizarlo a las nuevas tendencias de automoción, le ha correspondido al Citröen E-Méhari, un descapotable de cuatro plazas con un carácter desenfadado como su antecesor que refuerza su motorización complemente eléctrica.
La primera impresión al volante del E-Méhari es que las zonas de playa son su hábitat natural. Ideal para recorrer de un modo confortable y ecológico carreteras y caminos, su velocidad punta de 110 km/h le permite aventurarse lejos de los núcleos urbanos, con una autonomía en ciudad de hasta 200 km, aunque algo inferior en carretera.
La sencillez, tanto exterior como interior, es su seña de identidad, como una invitación al relax, a no preocuparse demasiado. Su capota de tela o sus amplias ventanas de plástico son una prueba de ello; también, que sus puertas no pueden cerrarse con llave: el portallaveros es el que activa el funcionamiento del vehículo al acercarlo, desde fuera, a un visor situado en la esquina inferior izquierda del parabrisas.
Azul, naranja, amarillo o beis, su carrocería sobreelevada es de plástico termoformado, inmune al salitre y la corrosión y resistente a pequeños golpes y roces. El habítaculo, simple hasta lo inimaginable, incorpora una tapicería impermeable que permite lavar los asientos y el habitáculo con una manguera sin estropear los revestimientos.
Sus baterías de litio destacan por su fiabilidad y seguridad, además de por no sufrir alteraciones por los cambios de temperatura. La recarga se produce en 8 horas con una toma de 16 A o en 13 horas en las tomas domésticas con 10 A de intensidad.