Un Boeing 737 en desuso fue lo único que necesitó el desarrollador y apasionado de los aviones Felix Demin para crear una villa privada de lujo. Lo colocó en Bali, frente a la playa de Nyang Nyang en Uluwatu y, tal y como describe el propio dueño, es el lugar «donde los sueños se hacen realidad«.
Todo lo que rodea el Private Jet Villa está repleto de lujo y opulencia. Desde la llegada, que se hace en helicóptero hasta el helipuerto privado o en limusina, hasta los servicios que allí se ofrecen. El recibimiento es cálido y profesional, con un servicio de mayordomo, cenas elaboradas por un chef, cócteles en el bar privado… Y todo ello aderezado con una panorámica impresionante.
Gastronomía a bordo
«Los recuerdos se crean mientras se disfruta de una comida fabulosa», reza su página web. Private Jet Villa ofrece una experiencia gastronómica única, pues pocas veces se puede presumir de haber cenado en un avión en mitad de Bali. En su menú hay cenas a la carta, desayuno flotante en la piscina, cenas elegantes en el ala, cenas en mesa larga con amigos, cócteles, canapés y catering.
Cuenta con un grupo de chefs «de cinco estrellas» liderados por el chef Aries. La comida que se oferta en la carta es tradicional balinesa, pero también inspirada en otros lugares del mundo, como el tabulé libanés o la ensalada césar típica de América. Además, tiene platos veganos, vegetarianos, sin gluten y con posibilidad de modificarlos a gusto personal.
Dos suites únicas
Tiene capacidad para un máximo de cuatro personas en dos suites: la Jet Suite con un espectacular jacuzzi y la Suite de Primera Clase. Ambas cuentan con baño privado, ropa de cama de máxima calidad, sonido envolvente y alguna que otra sorpresa. Las instalaciones también incluyen una piscina infinita, jardines, chimenea al aire libre y la posibilidad de recibir un masaje con cita previa.
Pese a ser un auténtico avión, su uso primigenio ha quedado completamente olvidado. La cabina de mando, por ejemplo, es un inmenso baño, las alas son terrazas y el cuerpo del avión cumple su función de suite. A través de lo que un día fueron ventanillas normales, hoy se puede apreciar el océano y toda la vegetación que rodea al Boeing, respirando calma y naturaleza a partes iguales.