Ya es considerado el mejor chef del mundo y su principal restaurante goza con un reconocimiento triple de estrellas Michelin. Comer se ha convertido en una auténtica experiencia en los últimos años. Cuando se va a un restaurante de alta cocina no solo se buscan platos de buena calidad, sino una experiencia gastronómica completa que solo puede degustarse en momentos excepcionales.
Los precios de estos restaurantes suelen ser mucho más elevados de lo habitual, pero el de DiverXO supera a todos, pues aumentó el precio de su menú degustación de 365 a 450 euros por comensal. Su oferta es radicalmente diferente, así lo hace ver también en su forma de ser e incluso en su apariencia macarra, con piercings y una cresta que se ha convertido en su seña de identidad.
Desde sus orígenes quería transmitir en su restaurante una sensación onírica con un aspecto circense que hacía que la experiencia fuera mucho más que eso y se mostrara como una especie de show ornamentado con cerdos voladores. Su cocina es detallista a más no poder y los platos que se ofertan en el menú son los que son, admiten pocos cambios por mucho que una persona tenga alergias o no coma ciertos alimentos por decisión propia.
Cómo es comer en DiverXO
Los platos van cambiando por temporada, pero nunca faltan las carnes de calidad -a veces maceradas por semanas- en formas en las que nadie antes habría podido imaginar. Aun así, todos están siempre perfectamente maridados con un buen vino o champán. Existen dos opciones, el Maridaje Selección de Vinos por 300 euros más y el Maridaje de Altos Vuelos por 600. El menú con bebida podría quedar, por tanto, en 750 o 1.050 euros por persona.
Tampoco se echan en falta los pescados y mariscos de primerísima calidad y las combinaciones, por qué no, simples y tradicionales. Y, por supuesto, una perfecta transición del salado al dulce, con preciosos y llamativos postres que no dejan indiferente ni siquiera al menos goloso. Armonías que a simple vista son imposibles quedan ideales en los platos de Dabiz Muñoz, que hace magia con la comida.
Las reservas deben hacerse a 90 días vista, aunque es casi imposible conseguir una mesa ni siquiera con todo ese tiempo de antelación. El local se encuentra en el Eurobuilding (calle del Padre Damián número 23 en Chamartín). El propio chef anunció que cambiaría de localización y se mudaría a La Finca de Pozuelo de Alarcón. Finalmente, el proyecto se canceló. Aun así, sigue siendo el restaurante más exclusivo de Madrid -y del mundo-.