De hecho, hay un estricto manual para freír la patata perfecta que los valones llevan a rajatabla: cortes irregulares pero concienzudos (ni demasiados gruesos ni demasiados finos, ni demasiado largos ni demasiado cortos) y fritura en dos tiempos (primero se fríen a 150 grados y después, a 175) para obtener el mejor de los resultados, una patata frita crujiente por fuera y tierna por dentro. ¿Dónde encontrarlas? Pues los expertos aseguran que las mejores patatas fritas belgas se encuentran en los puestos callejeros de Bruselas y también en los de las principales calles y plazas de ciudades valonas como la modernista Charleroi, cuna del cómic belga; la cultural Mons, donde se esconde uno de los cascos históricos más impresionantes de Europa; Jodoigne, que pertenece a la histórica provincia del Brabante valón… Ahí van nuestras sugerencias.
EN BRUSELAS
- Maison Antoine (Place Jourdan). Aunque no hay fotos que lo demuestren, dicen que este puesto tiene tan buena fama que hasta los políticos de primera fila se rinden a sus encantos. Y el caso es que estando en Bruselas, eso podría incluir a unos cuantos presidentes. Se ha ganado su prestigio haciendo cucuruchos de patatas fritas sin prisa pero sin pausa (tiene nada menos que 13 empleados) durante décadas.
- Friterie Charles (Place Dumon). Lleva más de medio siglo instalado en la misma plaza. Por eso cuenta Charles, su dueño, que su puesto es casi parte del mobiliario urbano, como un monumento ambulante a la patata frita que resiste el paso del tiempo por más que en estas cinco décadas sea casi el único negocio que se ha mantenido intacto. Por algo será.
- Friterie de La Chapelle (Place de la Chapelle). Hace casi cuatro años que la Guía Routard et le Petit Futé destacó este puesto de patatas fritas como uno de los lugares más auténticos e imprescindibles de la ciudad. El resultado fue que, desde entonces, aún venden más cucuruchos. Pero lo cierto es que incluso antes de esa publicidad este puesto ya tenía muy buena fama entre los vecinos de Bruselas. Lugar perfecto!
EN CHARLEROI
- Robert “La Frite” (Rue de la Bienfaisance). Es toda una institución en esta pequeña ciudad, que hace unos meses se despertó con la noticia de que el dueño de este local, que ya es parte de la historia de Charleroi, había fallecido. Sin embargo, los hijos de Jean Terwagne, el rey de la patata frita, continúan con el negocio.
EN MONS
- Friterie Bily (Rue de la Cléf). Todo el que haya pasado por Mons al menos un par de días habrá oído hablar de Bily, un clásico que se enorgullece de llevar décadas sirviendo las que, según sus dueños, son los mejores patatas fritas del mundo. Damos fe.
EN JODOIGNE
- Chez André et Josette (Place de la Victoire). Tiene un buen número de fieles clientes que aseguran que el que prueba estas patatas, repite. ¿El truco? Su elaboración artesanal, que sus dueños se toman con calma. Hay quien dice que si tuviera que escoger la patata frita perfecta de entre las patatas fritas belgas, vendría a este lugar. Por eso lo llaman el paraíso de la patata frita.