Materna y Herencia ha inaugurado ‘Sirio y Tiblisi’, la primera exposición del artista madrileño Javier Lledó, que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de septiembre. La exposición está compuesta de un total de 15 esculturas de pequeño y mediano formato y 19 pinturas, en su mayor parte, acrílico sobre lienzo.
Tras estar presente en la Feria de Arte JustLX 2018, Lisboa, y su participación en la exposición colectiva Gnosis en San Lorenzo de El Escorial, Lledó llega a M&H en una apuesta clara del espacio por este artista que comenzó a pintar hacer tan sólo seis años, pero cuyas obras, de una sorprendente madurez, ya se encuentran en varias colecciones privadas de España y Estados unidos.
Su posible vinculación a una forma lírica en la órbita de la abstracción geométrica, muestran a un artista con un lenguaje propio que se manifiesta a través de series como Caph, Tblisi, Sirio… de alto contenido poético y una cierta espiritualidad moderna. Su esencialidad escueta da lugar a una obra de ecos metafísicos y discurso minimalista, impregnada de un claro magnetismo en el que las emociones se sustancian en un encuentro entre lo matemático-geométrico y lo poético, provocando una fascinación extraña en el espectador.
La creatividad de Javier Lledó, sus códigos y su universo, traslada al observador a espacios bi y tri dimensionales, que seducen con un rigor y equilibrio que parecen aludir a un cierto estado perfecto a pesar de sus obvias rupturas formales. En el que el juego de la perspectiva lleva al observador a una consciencia particularísima sobre la percepción de la obra de arte misma.
“No siempre que pinto -afirma Lledó-, pero casi siempre, es la idea de una escultura la que me lleva al lienzo. Y luego es el pincel, o la línea, quienes toman el control. La escultura de la idea inicial puede llegar a existir o no, pero, en todo caso, pintura y escultura tendrán ya vidas propias. O casi.” El resultado, obras con nombres que parecen provenir de relatos de Salgari o de películas de universos lejanos, plagadas de replicantes, lugares donde convergen constelaciones y civilizaciones imaginarias, con sus propias normas y geometrías, con formaciones de no se sabe qué, pero inquietantemente familiares; encuentros no se sabe dónde, frecuencias y puertas por las que transitan ráfagas de luz.