Nada se le resiste, por complejo que pueda parecer. Hublot se ha empeñado en ofrecer continuos ejercicios de superación; el último, nada menos que declinar una caja de zafiro en color naranja. Una vez más, la casa es pionera en el empleo de un color inédito –ya lo fue con el zafiro–, donde además se incorporan elementos en titanio y cromo, y el resultado es simplemente excepcional: el Big Bang Tourbillon Automatic Orange Sapphire. Porque a la impactante estética se le suma un nuevo calibre tourbillon automático que cobra mayor protagonismo si cabe.
Hay que recordar que Hublot incorporó el tourbillon a su elenco de complicaciones en 2007. A diferencia de los tradicionales movimientos tourbillon de cuerda manual, este calibre es automático y asegura una reserva de marcha de tres días. Destacan los rodamientos de bolas cerámicas en un reconstruido movimiento donde sobresale el microrrotor visible en la esfera. Esta innovadora disposición, además de suponer un desafío técnico adicional para los diseñadores, intensifica el efecto estético. Este calibre incluye por primera vez tres puentes de zafiro: barriletes, puente automático y pasador del tourbillon. Este se aloja en una caja de geometría pura, lo que le permite ofrecer una visión rápida de la complicación mecánica.
El color naranja también esta presente en agujas e índices, tratados con un revestimiento luminiscente en esa entonación y que acrecienta la legibilidad. El efecto etéreo del esqueletado llega hasta el logo de Hublot, mientras el platino pulido con chorro de arena y calado intensifica esa visión abierta. Esta creación está limitada a 50 unidades.
Además de la caja de zafiro naranja del Big Bang Tourbillon Automatic Orange Sapphire, Hublot ha creado (arriba) una edición limitada de 100 unidades con bisel y caja de Texalium®, material que combina la fibra de carbono con el aluminio.