Con los huevos de oca el placer se multiplica por tres. Poco conocidos por los consumidores y difíciles de encontrar en tiendas convencionales, estos huevos triplican en tamaño a los de gallina y suponen un auténtico manjar. Poseen un sabor intenso con toques amargos pero realmente agradables. Su yema es proporcionalmente más grande, de color amarillo intenso y textura mucho más untuosa, tanto que si los usamos para hacer flan el resultado se aproximaría más a un tocino de cielo que nos haría levitar.
En Grajal de Campos, Palencia, viven 120 ocas (las mismas que llegan cada cinco de enero a Madrid para participar en la Cabalgata de Reyes) en compañía de José Miguel Espinosa, que las cuida con mimo a cambio de sus huevos como pago. Más conocido como ‘el señor de las ocas’, Miguelín regenta una frutería ecológica donde los vende a 3 euros la unidad, un precio justificado por la corta época de puesta anual de estas aves.
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Las propiedades del huevo dependen de la alimentación de las ocas, y éstas sólo consumen trigo y maíz ecológico, por lo que su calidad no podría ser mejor. Ni las ceba ni las vende, ni foie ni leches, las ocas le hacen compañía y disfruta cuidándolas y sacándolas a pasear 5 kilómetros cada mañana, como si de un ordenado rebaño de ovejas se tratase. A ver si un día se decide a ampliar horizontes pasándose a la cría de avestruz, eso sí que nos haría disfrutar a lo grande.
Titulo del cuadro
Categoría: Frutería.
Nombre: Miguelín.
Ubicación: Palencia.
C.P: 34002.
Calle: Av. Modesto Lafuente, 29
Teléfono: 979720497