Martha Ortiz: artista, cocinera y seductora

Martha Ortiz: artista, cocinera y seductora

Martha Ortiz es una de esas mujeres que mueve con sutileza los hilos de la atracción. Es una mirada o un platillo. Es una sonrisa o un aperitivo… La tentación se siente tan cercana que todos nos dejamos llevar por la fantasía. Cenar una noche en Dulce Patria es como la gran escenografía de una […]

Martha Ortiz es una de esas mujeres que mueve con sutileza los hilos de la atracción. Es una mirada o un platillo. Es una sonrisa o un aperitivo… La tentación se siente tan cercana que todos nos dejamos llevar por la fantasía.

Cenar una noche en Dulce Patria es como la gran escenografía de una ópera. Marta es en parte heredera del genio artístico de su madre, la pintura Martha Chapa. Desde las lámparas, hasta los manteles pasando por la distribución de los espacios en su restaurante del Barrio de Polanco en Mexico DF, la sala de su restaurante sirve para crear un laberinto de emociones… y eso solo queda para los grandes cocineros. Aquí se viene a comer en el sentido más sensitivo de la palabra.

Al igual que en su antiguo restaurante, Águila y Sol, el restaurante tiene una carga de nacionalismo. Un restaurante es una reivindicación de los tópicos de un país, pero en códigos contemporáneos. Hay algo que nos recuerda a las fiestas de los pueblos de Oxaca o Jalisco, porque todo tiene un aire de feriante sofisticado. Cada platillo es una emoción y merece la pena dejarse llevar.

Su colección de margaritas es una tentación, como aperitivo. Probar la de guanábana es obligada, pero la de granada es tan atractiva que también quiero una. Y luego da igual lo que se pida… porque siempre nos vamos a sorprender. Las quesadillas de colores, las tartaletas de huazuzoatle o el pozole de marisco siempre sorprenden. Siempre aparecen cosas nuevas: un atún con serpentina de verduras o un cebiche con zapote negro… ¡No! Hoy quiero volver al consomé verde esmeralda. Mi debilidad podrían ser los huaraches con queso de cabra… también es fácil caer en la gula con el pato al mole negro o cualquier otra creación de la insaciable Martha. Deja un hueco para el flan de leche de coco con piña o para el chocolate de tablilla al fuego. El calor me ha fundido. Ya estoy pensando en volver…

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