En Escocia se elabora uno de los mejores whiskies del mundo. Lejos de caer en el cliché gastronómico, esta afirmación se sostiene por factores como el amplio abanico de variedades presentes en el país-single malt, single grain, blended malt, blended grain y blended Scotch whisky-, el clima de las regiones productoras, que aportan singulares características al líquido, o los meticulosos procesos de producción, arraigados todos en una tradición centenaria. Por todo ello resulta difícil diferenciarse en esta industria, y, sobre todo, hacerlo con éxito. Este es el caso de Laphroaig, el single-malt famoso por su sabor seco y ahumado. Ahora llega a España para atender la demanda de combinaciones que maridan sabores fenólicos y salados, abriendo la veda a un nuevo universo de propiedades organlépticas.
La llegada de la marca se ha llevado a cabo en un exclusivo evento en el restaurante SUA by Triciclo -en colaboración con el restaurante Los 33 y Leña, del chef Dani García-, junto a un menú maridado con los creativos cocktails creados por Caracortada y Especiarium en homenaje al carbón, humo y salitre. «Aunque Laphroaig ya podía encontrarse en algunos lugares y ya era bien conocido por apasionados del whisky, es ahora cuando Beam Suntory quiere poner mayor foco en el whisky ahumado como una elección muy interesante para los intrépidos paladares que gustan de sabores intensos. En España, donde la cultura del whisky está en constante crecimiento, hay varias razones por las que es un buen momento para ensalzar este elixir único», explica Adrián Castillo Trujillo, Brand Ambassador de Laphroaig.
Un whisky especial
La destilería de la marca se ubica en Islay. Allí, desde 1815, sus expertos artesanos integran las habilidades ancestrales y la dedicación a la calidad para crear uno de los single malt más especiales del mundo. Esto es posible gracias a la combustión de turba local para realizar un especial proceso de malteado, mediante el cual se aportan sabores ahumados y yodados al whisky.
El clima es otro de los factores esenciales dentro de la producción de este whisky; el viento del Atlántico golpea la bahía donde se ubica la destilería. Estas brisas influencian las turberas, ventilan las salas de malteado e impregnan en la madera de las barricas.
Por último, la acción humana con un largo legado artesanal y cultural, aporta el carácter, que utiliza las turbas que antiguamente se usaban para calentar las casas o el distintivo procesamiento de la cebada, siendo la variedad ‘lariat’ una de las más emblemáticas de la casa.
Un meticuloso proceso de elaboración
El proceso de producción de este whisky comienza en las salas de malteado, donde la cebada se esparce en el suelo y se humedece para iniciar su germinación. Después de seis días, la cebada germinada se seca y se quema en hornos para impregnarla con fenoles y cortar su crecimiento. Laphroaig es una de las pocas destilerías de Escocia que realiza este proceso de malteado de forma artesanal sobre el suelo y la única que lo hace con turba a baja temperatura. Esto y su envejecimiento en barricas anteriormente usadas en Maker’s Mark bajo la influencia de la cercanía al mar hacen de este un ejemplar único entre los amantes del whisky escocés .
En Madrid, Laphroaig se puede degustar en 1862 Dry Bar, Jacks Library, Ficus Bar, Angelita Madrid, Lovo, Salmón Gurú, Caracortada, Santos y Desamparados y Savas. En Barcelona, los establecimientos son Gimlet, Dry Martini, La Whiskería, Tandem, Sips Bar Barcelona y Especiarium Bar.