Los secretos mejor guardados de Murcia: un viaje íntimo por la Región

Los secretos mejor guardados de Murcia: un viaje íntimo por la Región

Los secretos mejor guardados de Murcia: un viaje íntimo por la Región

En Murcia, el 72% de los días del año hace sol y la temperatura media es de 20º. A ojos de quienes se plantean un viaje turístico, ya debería ser una razón de peso para plantearse visitarla. Sin embargo, la Región no siempre es valorada como se merece, o al menos en su justa medida. «Aquí se nos recuerda por el clima árido, el pique entre murcianos y cartageneros y por el terremoto de Lorca», nos cuenta una paisana durante el viaje que Gentleman realiza a la Región.
Por otro lado, la localización y las comunicaciones no terminan de beneficiar a esta porción de España a la que aún no llega el AVE desde Madrid, pese a que el delegado del Gobierno, Diego Conesa, anunció en verano que llegará soterrado en el segundo semestre de 2020 y que habrá conexión a Madrid en tres horas por Camarillas en la primavera de 2019. «¿Para qué va a venir la gente a Murcia si pueden ir a Alicante, que está al lado y tiene más fama turística?», espeta otro ciudadano.

Un planteamiento que ha llegado a suscitar, incluso desde el propio Instituto de Turismo de la Región, el por qué de ciertos prejuicios a la hora de atraer turismo. Basta con pasar unos pocos días por allí para darse cuenta de que poco, o incluso nada, tiene que envidiar a otras costas de España. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: en Murcia se come bien, se pasea bien, se duerme bien, se ‘fiestea’ bien y también se vive bien.
LA HUERTA DE EUROPA

La región es una de las mayores productoras de frutas, verduras y flores de Europa, contando con viñedos de prestigio y reconocimiento en los municipios de Jumilla, Bullas y Yecla, que producen vinos con Denominación de Origen. Bodegas Lavia es un claro ejemplo de ello. Conocida por elaborar los mejores vinos de Bullas a partir de uvas propias cultivadas de forma ecológica, cuenta con depósitos de capacidad reducida, entre 5.000 y 10.000 kg, construidos en roble francés y acero inoxidable.

El hecho de que Lavia haya sido configurada desde 2003 como una «pequeña bodega» no es casualidad. Se encuentra ubicada en Venta del Pino, un paraje de gran riqueza paisajística y fuerte carácter vitícola donde se ubican pagos de la variedad Monastrell de altura, a 800 metros sobre el nivel del mar, con más de 40 años de edad. Las 12 hectáreas de viñedo en vaso de la variedad Monastrell, enclavadas en un valle aluvial con suelos profundos y pobres en materia orgánica, dan como fruto cuatro etiquetas que el propio enólogo de la bodega, Sebastien Boudon, considera de «elegancia, finura, personalidad y frescura, todo en una misma copa”.
Combinar uno de estos vinos con la excelente despensa de productos locales de la Región es uno de los placeres del viaje, que nos brinda la ocasión de conocer uno de sus restaurantes más icónicos: La Parranda. En plena plaza de San Juan, este acogedor local, con una barra típica donde degustar platos tradicionales y disfrutar, sobre todo, de las verduras en todas sus formas, es el punto idóneo para recargar fuerzas en una visita turística.
Quedarse solo con algunos platos es faltarle al respeto al resto de la carta. Sin embargo, merece una digna mención su marinera (un bocado frío que consiste en una pequeña ración de ensaladilla colocada sobre una rosca de pan tostado, y adornada con una anchoa en salmuera) y su paparajote (dulce que envuelve una hoja de limonero), por poner un plato salado y otro dulce.

MAGIA EN LA CIUDAD DE SALZILLO

Visitar Murcia sin interiorizar la repercusión que tuvo el gran escultor en la cultura de la Región es desconocer también uno de los grandes representantes de la escultura española del siglo XVIII. Cada rincón del Museo Salzillo es un homenaje a la estética y el virtuosismo. Un mérito que se acentúa aún más debido a que el museo se compone por espacios totalmente diferentes: la iglesia de Nuestro Padre Jesús, construcción barroca del siglo XVII y la arquitectura vanguardista del nuevo edificio. Además, la exposición permanente del museo cuenta con una numerosa colección de bocetos originales del taller.
Pese a que hemos comenzado esta ruta cultural por el Museo Salzillo, el verdadero punto de partida para cualquier ruta turística por la ciudad es la Catedral de Murcia. Artísticamente es la construcción más importante y su torre el símbolo de la Región, además del templo principal de la Diócesis de Cartagena. Se construyó a lo largo de cinco siglos (del XIV al XVIII) y sus diferentes estilos (gótico, renacimiento y barroco) son un impresionante testimonio de la historia murciana. La torre-campanario mide 90 metros de altura –95 con la veleta–, lo que la convierte en la segunda más alta de España tras la Giralda de Sevilla. Es el punto más alto de toda la ciudad. Allí donde el turista, y también el residente, puede comprobar la belleza de toda la Región.
No muy lejos se encuentra otro de los sitios emblemáticos de Murcia y un edificio singular desde el punto de vista arquitectónico: el Real Casino. Ubicado en una de las principales calles del centro peatonal (Trapería), no deja de sorprendernos por su eclecticismo: la fachada, obra del arquitecto Pedro Cerdán Martínez, contiene elementos decorativos tanto clásicos como modernistas. Y sin embargo, nada más entrar, nos topamos con un patio árabe obrado en dos alturas y rematado por una gran cúpula de hierro y cristal. Con una rica decoración, está inspirado en los salones reales de La Alhambra y el Alcázar de Sevilla. Por si fuese poco, su oferta gastronómica tampoco se queda atrás. Allí cenamos y nos deleitamos con un menú cuidado, basado en la gastronomía local que hace mención a su lema «sin tradición no hay vanguardia».

El viaje de Gentleman se torna, si cabe, aún más inspirador cuando visitamos tres de los puntos que guardan mayor tradición de la Región: Caravaca de la Cruz, Mula y Cartagena. La primera de estas paradas, Caravaca de la Cruz, conocida como ‘la Ciudad Santa’, es la meta para todos los peregrinos y viajeros. En esta población, construida en torno a su Castillo, pasaron sucesivamente íberos, romanos y musulmanes. Este año se han cumplido 20 años desde que el Papa concediese a la ciudad el Año Jubilar, lo que la convierte en la quinta del mundo que, junto Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y Jerusalén, va a poder celebrar el Jubileo Perpetuo.
A excasos 30 kilómetros de Murcia capital está Mula, situada en un fértil valle. Allí se encuentra un imponente castillo –desde donde tuvimos el placer de vislumbrar las vistas a la Región–, considerado una magnífica obra de sillería del siglo XVI. Mula se apiña en torno a su Plaza Mayor, en la que destaca la Iglesia de San Miguel, del s. XVI. En la parte alta, perdida entre las callejuelas que forman el casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico de carácter nacional en 1981, se alza la Iglesia de Santo Domingo, de portada renacentista e interior barroco, así como una de las mejores obras conventuales de la región: el Real Monasterio de la Encarnación.
Como colofón a este íntimo recorrido histórico, cultural y gastronómico por Región, Cartagena es nuestra última (pero no menos importante). Tras un paseo en catamarán –una opción muy recomendable para deleitarse de la riqueza del paseo marítimo y de sus aguas–, visitamos uno de los templos de la ciudad: el Teatro Romano y su museo. Este es, sin duda, el máximo exponente de Cartagena, ciudad con más de 2.500 años de historia, construido en tiempos del emperador Augusto. El Teatro ha sido restaurado, pero su esencia no se ha perdido. De hecho, basta con observarlo para diferenciar claramente lo que son materiales originales de los que son nuevos.

Como sugerencia gastronómica para completar el siempre soleado día en Cartagena, el Batel, la gran infraestructura cultural situada en el puerto junto al Museo Nacional de Arqueología Subacuática, jamás defrauda. No solo por sus magníficas vistas, sino porque su oferta gastronómica y su atención es sencillamente brillante. Degustar el típico arroz caldero de la zona es una delicia que satisface los paladares de cualquier turista.

Con una carta basada en productos de temporada, el restaurante ofrece una cocina de mercado divertida, sugerente, especialmente enfocada al mar y acompañada por una carta de vinos de la región. Una amplia gama de entrantes para compartir y platos en los que predominan productos autóctonos, tanto carnes como pescados, marcan nuestra una realizada en base a la dilatada experiencia y conocimientos del chef Pablo Martínez.
Solo un detalle más si no ha visitado Murcia y quiere hacerlo pronto (en este Puente de la Constitución, por ejemplo). No se olvide de preguntar por el café asiático; una receta tan sencilla como armoniosa representativa especialmente en Cartagena: café con leche condensada y coñac, acompañado de unas gotas de Licor 43, un par de granos de café, corteza de limón y canela.

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