Bellocq Tea Atelier
Nueva York, Estados Unidos.
En la vorágine neoyorquina de tiendas, espectáculos y aglomeraciones existe un refugio donde tomarse un descanso. El Bellocq Tea Atelier es un templo del relax donde explorar una extensa colección de tés de hojas sueltas y mezclas de hierbas (todas ellas se ensamblan a mano), los más exóticos inciensos japoneses y una gran oferta de regalos artesanales del mundo. Los fundadores de esta tienda/tetería, Heidi Johannsen Stewart y Michael Shannon, se conocieron mientras trabajaban en una marca de estilo de vida. “Viajábamos por todo el mundo comprando té y compartiéndolo con los demás”, explican. Los tés de Bellocq son cuidadosamente seleccionados: proceden de plantaciones de China, Japón, India, Nepal, Taiwán, Sri Lanka, Vietnam y Malawi, son exclusivamente de hoja entera, casi enteramente orgánicas y proceden de jardines de gran altura.
Willow Tea Rooms
Glasgow, Escocia.
Uno de los salones de té más legendarios de Europa gracias a la magia del arquitecto Charles Rennie Mackintosh. El edificio, restaurado entre 2014 y 2018 en gran parte según los diseños originales de Mackintosh, es el máximo exponente del afternoon tea, en este caso con productos de origen local y horneados en el propio establecimiento. Acompaña el té una bandeja de varios pisos con sándwiches y repostería.
1000 Tea
Budapest, Hungría.
La sencillez de este local no le exime de estar entre los mejores salones de té del país. Este patio semioculto ofrece un relajado escondite en plena Budapest. Es un lugar pensado para reuniones largas. Aquí el concepto de afternoon tea se extiende incluso hasta la noche. La menta nana, el té rosa y el kuwapani nepalés protagonizan la carta. El nombre del salón hace referencia a la enorme cantidad de variedades que ofrecen, o lo que es lo mismo: las 1.000 razones para volver. Té japonés, chino, nepalés, taiwanés e indio componen la carta, que incluye una tarta especial, la Yunnan Black Cake, cocinada a base de té negro. 1000 Tea se encuentra a pocos pasos de la zona turística de compras Váci utca, una de las más transitadas de Budapest, por lo que el salón se convierte en el escondite perfecto para el relax.
Salón de Té Al Yabal
Madrid, España.
Antes de que se produjese el boom de las teterías en el barrio madrileño de Lavapiés, el Salón de Té Al Yabal ya llevaba abierto más de 20 años, lo que lo convierte en una de las voces autorizadas de la culinaria marroquí en España. El lugar está repleto de lámparas de luz cálida, cómodos sillones y azulejos de lacería que transportan en un sorbo de té a Marrakech. Además de esta bebida, destacan los cócteles, infusiones variadas, tartas caseras, repostería árabe y cachimbas sin tabaco con más de 20 sabores diferentes. Los fines de semana hay música en directo y danza oriental, lo que sigue manteniéndole como uno de los locales más divertidos de la capital para tomar el té, pese a los problemas que está acarreando el coronavirus. Como tantos otros salones de té, Al Yabal también apuesta por la venta online. El pack más habitual que vende es la lata de 50g o de 100g al precio de 6€ y 10€, respectivamente. Además de los clásicos té verdes, blancos, negros, rojos y negros, marcan la diferencia respecto a otros salones de la ciudad el rooibos (infusión rojiza de sabor muy agradable que recuerda algo al gusto de las nueces), las infusiones de frutas y el té turco frío con hielo picado.
Sketch
Londres, Reino Unido.
Si hay una ciudad capaz de romper las barreras de lo establecido esa es Londres. En lo que a salones de té se refiere, Sketch es un mundo paralelo. Tanto por estética como por propuesta gastronómica, las dos plantas del local (a menos de cinco minutos andando desde el metro de Oxford Circus) están llenas de sorpresas. Cada zona está decorada de una forma diferente y aborda una temática. La Gallery, como se conoce al salón de té, la componen sofás de terciopelo rosa donde solo hay que sentarse y disfrutar de las mejores infusiones –como sugerencia de la casa, el Sichuan Dew, un té verde con una textura espesa– acompañadas de pasteles (también de té) con macarons de pistacho a la antigua, éclairs de café y tartas de fresa y almendra. Aunque Sketch también se rebela ante la combinación de té y dulces, de ahí que proponga combinaciones tan extravagantes como exitosas como el huevo de codorniz con salsa mornay de queso Comté junto al té verde.
Dehui Tea Space
Pekín, China.
Situado en uno de los tradicionales hutong de Pekín (los callejones del casco antiguo), el DeHui Tea Space es una oda a la artesanía, la delicadeza y, por supuesto, el té. El local está dividido en diferentes salas y la llamada Casa del té se ha convertido en la más demandada para disfrutar de diferentes variedades como el oolong, de sabor suave y muy similar al té verde, pero sin perder el intenso aroma del té negro. DeHui Tea Space también tiene espacio para albergar exposiciones temporales, así como dos salones de té privados. Haciendo referencia al círculo como símbolo de armonía y plenitud en la cultura china, el diseño del salón ofrece un enfoque de estética contemporánea y respetuosa con el medioambiente.
Lin Mao Sen
Taipei, Taiwán.
El salón de tés por excelencia de Taiwán fue reconstruido en 2013, aunque sigue manteniendo el buen hacer que le dio vida en 1883, cuando tan solo era una pequeña tienda especializada en remedios caseros e infusiones medicinales. La forma de presentar su oferta no puede ser más natural, ya que a la vista se encuentran todas las variedades en forma de hojas. El tieguanyin, de sabor tostado, es la propuesta estrella del local, ya que en el país apuestan por un sabor más fuerte en comparación con sus vecinos chinos. También destacan los tés de alta montaña, cosechados a una altitud de más de mil metros, o el denominado wenshan baozhong, que se produce en el área de Wenshan de Taipei.
Nakajima No Ochaya
Tokio, Japón.
En la jungla de hormigón de Tokio, el Jardín Hamarikyu es uno de los pocos paisajes verdes que conviven entre los inmensos edificios de la capital. En él se encuentra el Nakajima no Ochaya, que transporta al cliente con sus sorbos de té matcha a las ancestrales costumbres de los monasterios budistas. Los dulces tradicionales japoneses suponen el equilibrio perfecto al té, especialmente amargo y sin azúcar, mientras se disfruta de las vistas del gran estanque que rodea a este paraíso del matcha, que sirve de ingrediente para su repostería. Wagashi, castella, manju, monaka o kakigori son algunos de los dulces que ofrece la carta. También tiene batidos de leche, helados y púdines. Nakajima no Ochaya es una vieja estructura con suelo de tatami. Allí es obligado quitarse los zapatos antes de entrar y usar las zapatillas que el local ofrece. Los camareros sirven el té con sus diferentes gestos y rituales. un enfoque de estética contemporánea y respetuosa con el medio ambiente.