La frase «el tinto a temperatura ambiente» ha sido durante décadas una recomendación común entre consumidores de vino. Sin embargo, según explican especialistas, esta práctica puede alterar las características del vino si no se considera su contexto original.
En épocas pasadas, especialmente en zonas rurales como La Horra (Burgos), los hogares construidos en adobe y piedra mantenían una temperatura natural de entre 15 y 18 °C. Este entorno era adecuado para conservar y consumir vino tinto. Hoy, las condiciones han cambiado: las viviendas actuales suelen superar los 20 °C, y en verano pueden alcanzar o exceder los 28 °C. Consumir el vino a estas temperaturas puede intensificar la percepción del alcohol y aplanar los aromas y sabores.
Ante esta diferencia, algunos profesionales del sector, como la sumiller Cristina M. Figuero, proponen sustituir la idea de «temperatura ambiente» por la de «temperatura adecuada», que sitúan entre 14 y 16 °C. A esta temperatura, el vino puede expresarse con mayor equilibrio, incluso considerando que tiende a ganar calor en la copa.
Para mejorar la experiencia de consumo, se sugieren las siguientes recomendaciones:
- Elegir el estilo de vino según la temporada: vinos más ligeros y frutales para el verano, y más estructurados para el invierno.
- Atemperar la botella si es necesario, usando una cubitera o refrigeración breve.
- Utilizar un termómetro para verificar la temperatura antes de servir.
- Servir en pequeñas cantidades, para conservar mejor la temperatura dentro de la botella.
Cristina M. Figuero forma parte de Bodegas Figuero, fundada en 2001 por José María García y Milagros Figuero. La bodega trabaja 180 hectáreas de viñedo en La Horra y elabora vinos en tres categorías: Vinos de Pueblo, Vinos de Paraje y Vinos de Viñedo Singular, cada una representativa de su origen y tradición vitivinícola.
