Pregunta: El gran secreto de Obalo está en su ubicación en plena Sierra Cantabria. ¿Por qué aquí, precisamente? ¿Qué aporta este rincón de la Rioja Alavesa al vino?Susana Rodríguez: La estratégica ubicación de bodega Obalo en este enclave proporciona por un lado el fondo de postal que envuelve y crea un ambiente espectacular, situando al espectador en un paisaje privilegiado. Por otro lado, la influencia de la Sierra Cantábrica que abriga, orienta, airea y nutre las viñas situadas en sus faldas y sus valles. Protege frente a los vientos fríos y húmedos del noroeste y su pendiente y orientación sur permite aprovechar la intensa radiación solar que facilita la maduración de la uva a estas latitudes. Sin duda estas condiciones se manifiestan en el vino resultante. Vinos maduros, completos y complejos.P: ¿Es el suelo pobre sinónimo de un vino rico en aromas? ¿Cómo influye en el proceso de elaboración de vuestros vinos?S.R.: Es sabido que la vid hunde sus raíces en el suelo en busca de agua y nutrientes con gran eficacia, de ahí que se le considere un cultivo social por su capacidad de adaptación a condiciones duras. Así el suelo determina la calidad de la vendimia en cuanto a sus condiciones físicas relacionadas con la retención de agua. El tipo de suelo predominante aquí es arcillo arenoso, con una escasa retención hídrica que produce rendimientos escasos con la consiguiente concentración de material aromático y colorante.P: ¿Resulta más fácil trabajar cuando uno está rodeado de montañas rocosas y un mar de viñedos?S.R.: Un paisaje inspirador siempre resulta estimulante. Es un placer contemplar el mar de viñas verdes en primavera y más en otoño, tras la vendimia, cuando luce ese mosaico de colores rojos y amarillos que produce cierto sosiego que endulza el trabajo diario.P: ¿Cómo se ve la DO más representativa de la península Ibérica desde los ojos de una joven enóloga? ¿Qué es lo más apasionante de trabajar en un proyecto como el de Obalo?S.R.: La sensación de formar parte de la historia del vino español, por el hecho de poder cultivar y recoger la tradición, la evolución y la trascendencia de una DO que efectivamente representa a toda una cultura del vino dentro y fuera de España, deviene además en un reto que acarrea cierta responsabilidad. Y ese reto lo encontramos en un proyecto joven como Obalo, donde tenemos la posibilidad de desarrollar una idea, un concepto de vino en el que creemos, con las privilegiadas herramientas que nos proporciona la viña deLa Rioja.P: ¿Qué hay de tradición –y de innovación– en el trabajo que hacéis en Obalo?S.R.: La tradición es la viña. El trabajo de campo fue el primer reto a cumplir. La búsqueda de viñas viejas, bien ubicadas en cuanto a orientación, suelo, pendiente, etcétera… y sobre todo un manejo natural, familiar, del campo era esencial para cumplir unas expectativas de materia prima que reflejara La Rioja.Los medios de nueva generación y nuestro propio concepto del vino apoyan la elaboración y el producto final, mediante instalaciones modernas, etiquetas singulares, etcétera, que constituyen las herramientas de innovación con las que contamos y que permiten la integración de las caras tradicional y joven de Obalo.P: ¿Por qué seguimos los españoles tan enamorados de la uva Tempranillo?S.R.: Cierto es que la uva tempranillo desbancó poco a poco a la tradicional uva garnacha para convertirse en buena medida en estandarte del vino español. Tanto es así que el arraigamiento en cada región ha producido diferencias entre tempranillos que se ha convertido en valor añadido. Apreciar una cencibel, una tinta del país, tinta de toro o tempranillo riojano es una experiencia con un gran abanico de matices. La variedad tempranillo riojana en concreto representa la fruta roja, la frescura, la estructura y la aptitud para el envejecimiento que hace de esta variedad una joya plurivalente.P: ¿Cómo influyen las calificaciones de las guías a la hora de elaborar los nuevos vinos?S.R.: Desde nuestro punto de vista, las buenas calificaciones por parte de reconocidos prescriptores, son algo que nos anima y reconforta. Una buena calificación, sin duda, nos avala y ratifica en la idea de que estamos en el buen camino y que podemos conectar con los consumidores. Pero en ningún caso, por si mismas, marcan nuestra línea de elaboración que está definida por el convencimiento del potencial de la zona, de nuestra viña y de nuestra propia idea de lo grandes que pueden ser nuestros vinos. Es ahí donde apuntamos.P: ¿Qué ha cambiado en Obalo a lo largo de los ocho años que han pasado desde la creación de la bodega?S.R.: Los primeros años nos sirvieron para conocer mejor el potencial de la zona y los diferentes terroir de la viña. Durante este tiempo desarrollamos la línea Pinturas, que es un crianza tradicional y fácil, capaz de llegar a todo el mundo. A partir de 2010, con el conocimiento adquirido, empezamos a elaborar vinos más concentrados y directos. Vinos más complejos y elocuentes que nos hablan de la Rioja alavesa, de su paisaje y de su clima. Así quedan definidos bajo la marca Obalo, que no ha hecho nada más que empezar a dar sus frutos y con la que pretendemos hacernos un hueco entre los más apasionantes vinos de la zona.P: En estos tiempos en los que el continente está a la altura del contenido, Obalo acaba de cambiar de etiqueta. En este caso… ¿el hábito hace un monje nuevo?S.R.: La intención no es en realidad cambiar al monje, es vestirlo acorde con el concepto que queremos reflejar, que es integrar un producto tradicional de nacimiento, moderno de evolución y noble de envejecimiento, de ahí que las nuevas etiquetas tengan algo de actual minimalismo pero con elegancia.