La Mamounia de Marrakech celebra su centenario con una impresionante lámpara
El impresionante y mítico hotel ha sufrido una remodelación que incluye la lámpara del vestíbulo.
El espectacular hotel de lujo ha unido fuerzas con los diseñadores Patrick Jouin y Santji Manku para completar una renovación excepcional y devolver al mítico alojamiento el encanto del que gozaba hace cien años. Tan solo hay que acceder a su vestíbulo para comprobarlo: del techo cuelga un elemento grandioso, inesperada y muy luminoso.
Se trata del llamado Candelabro del Centenario, una lámpara escultórica que se asemeja a dos collares suspendidos en el aire, homenaje a las culturas locales e internacionales. Está integrada perfectamente en el techo de forma piramidal y ya ha sido bautizada por los huéspedes como el Bijou de la Grande Dame o Joya de la Gran Dama.
Entre las joyas de la lámpara se entretejen dos historias. Por un lado, el homenaje que rinde a las artes tradicionales marroquíes y a la feminidad bereber, y por otro destaca el saber hacer contemporáneo. Pese a su gran tamaño es visualmente ligera y no estorba para la apreciación del resto de espacios que también han sido reformados.
Una "joya atemporal"
Los diseñadores Sanjit y Manku han afirmado que querían hacer "una pieza monumental para la Gran Dama de Marrakech con motivo de la celebración de su Centenario". La han definido como "una joya atemporal, una representación simbólica que trasciende las épocas y fusiona las culturas en una obra de arte singular".
Está inspirada en la joyería tradicional conocida como tamazight que se transmite de generación en generación. La estructura interior está creada con Arabesque Mauresque, formada por ristras de pasamanería roja engastadas con más de 500 colgantes de alpaca y plata elaborados a mano por artesanos marroquíes mediante técnicas de martilleo, cincelado y repujado.
El exterior está diseñado por el estudio y creado en colaboración con Lasvit. Predominan los collares luminosos de vidrio, con cada cuenta trabajada en diferentes texturas como estriada, arenada o transparente, para iluminarse con el paso de las horas. En el suelo se ha colocado una pila de vidrio texturizado y arenado a mano, que que devuelve los reflejos de la araña en las ondas del agua.
Otras modificaciones
Con motivo del centenario se han renovado otros espacios emblemáticos como la recepción y alcobas del lobby, el Salón de Honor que en sus orígenes fue la entrada y recepción del hotel y el Salón y Bar Majorelle. El dúo de diseñadores ha logrado otorgar una nueva dinámica a los espacios y movilizar energías con apariencias atractivas y acogedoras por igual.
Después de tres meses de trabajo y 300 artesanos, la historia de La Gran Dama ha cambiado por completo. Un pequeño toque Art Déco realza cada rincón, con curvas y la cultura local siempre presentes, añadiendo un juego de luces que aparecen por todas partes, a veces tímidas, a veces más descaradas. Cada espacio cuenta una historia, ilustrado por objetos, fotografías y otros elementos que contribuyen a mantener la magia bucólica del lugar.
El Salón de Honor funciona como un pequeño museo que alberga un Muro de la Fama repleto de retratos de personalidades famosas que se han alojado en el palacio y una vitrina que expone los libros de visitas. Destaca también la estatua del Dromedario, ubicado en el centro y plenamente visible a todo el que lo visite. Con todas estas modificaciones, La Mamounia espera prestar un servicio de lujo como hasta ahora al menos cien años más.