Dubrovnik, una joya en el corazón de Croacia
En apenas dos horas desde Madrid es posible llegar a Dubrovnik, una de las ciudades más pintorescas de la costa adriática. Desde allí, el visitante encuentra el centro de la ciudad situado a media hora sin aglomeraciones y sin atascos, al contrario que otras grandes ciudades europeas. La historia de Dubrovnik se percibe a través […]
En apenas dos horas desde Madrid es posible llegar a Dubrovnik, una de las ciudades más pintorescas de la costa adriática. Desde allí, el visitante encuentra el centro de la ciudad situado a media hora sin aglomeraciones y sin atascos, al contrario que otras grandes ciudades europeas. La historia de Dubrovnik se percibe a través de sus calles adoquinadas, del casco antiguo y las murallas medievales. El azul profundo del mar rodea estos paisajes como si de un decorado de película se tratara.
Esta ciudad croata, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un destino que no deja indiferente. Esta localidad cuenta con monumentos en su centro histórico como una muralla originaria del siglo X, iglesias venecianas y palacetes renacentistas. Además, en una de sus islas más cercanas, Stone, situada a 30 minutos en barco, el visitante descubre una granja sostenible de cría de ostras. La muralla medieval, construida en 1333 para defender la República de Dubrovnik y su península, es la segunda fortificación más larga del mundo, después de la Gran Muralla China.
Otra excursión que merece la pena es la del Parque Nacional de Mljet, una reserva natural aislada e intacta por la mano del hombre, rica en vastos bosques, costas deshabitadas, lagos tranquilos y mares interiores. O pasear en bicicleta a través de los ondulantes viñedos del Valle de Konavle, conocido como la "Toscana de Croacia" para degustar sus vinos y disfrutar de un viaje en barco por el laberinto de pantanos y lagunas del Valle del Neretva, seguido de un almuerzo para probar la cocina tradicional, que ofrece platos como ranas y anguilas asadas, pato salvaje, mariscos frescos o el Neretva Brodotto, un guiso de pescado picante.
Uno de los mejores alojamientos de la región para disfrutar de una estancia relajante es el Hotel Excelsior, que abrió sus puertas en 1913 y se renovó en 2017. La Reina Isabel II, Richard Burton, Elizabeth Taylor, Onassis, el Senador Edward Kennedy, Margaret Thatcher, el Rey Olaf, Francesca von Habsburg con su familia, Roger Moore o Martin Sheen son algunas celebridades que han pasado por sus dormitorios. Desde ellos, el huésped contempla el Adriático y la isla de Lokrum. Su restaurante Proa, ubicado al lado del mar, es un acierto seguro para degustar la gastronomía tradicional junto con exóticos sabores internacionales. Su piscina natural excavada en la roca y rellenada constantemente por el agua de mar cuando sube la marea hace que en esta localización sea imposible resistirse a una zambullida.
El spa del hotel merece una mención especial; es un remanso de paz, mimos y relajación sin distracciones. Incluye una piscina cubierta, jacuzzi, baños turcos y saunas finlandesas. Además, el menú de tratamientos ofrece sesiones fito-aromáticas con productos Sisley que combinan rituales de masajes de todo el mundo (creados con el respeto a las tradiciones locales) y el poder de la aromaterapia. Sin duda la conexión entre cuerpo y mente, transporta a sus huéspedes a un maravilloso mundo sensorial.
Otro bello alojamiento con unas vistas espectaculares al borde de un acantilado es el Hotel Bellevue. Cerca de él se encuentran las islas Elfati, un archipiélago de 13 islas, de las cuales solo tres están habitadas, todas ellas llenas de bosques, bahías escondidas, playas de arena y aldeas de pescadores. Al regresar, el barco puede atracar en el restaurante BOWA, que presenta una estructura de pequeñas cabañas con mesas dispuestas mirando al mar. En él ofrecen la captura diaria de pescado fresco, verduras y frutas de cosecha propia, vinos locales y aceite de oliva de la isla de Sipan.