Audemars Piguet: conoce las reglas… ¡y traspásalas!

Audemars Piguet: conoce las reglas… ¡y traspásalas!

Audemars Piguet: conoce las reglas… ¡y traspásalas!

La historia de Audemars Piguet comienza en 1875. Dos jovencísimos J.L. Audemars y Edward Auguste Piguet, de 23 y 21 años cada uno, compartían la pasión por la relojería y se embarcaron en fundar una empresa que, siglo y medio después, sigue estando entre los cuatro grandes de la relojería suiza de lujo.

La seña de identidad que mejor define a Audemars Piguet es que sigue perteneciendo a las familias que la fundaron.

La seña de identidad que mejor define a Audemars Piguet es que sigue perteneciendo a las familias que la fundaron. Nunca se ha vendido a ningún grupo empresarial de lujo, aunque ya ha tenido varios pretendientes, y esto les permite seguir su propio camino y tener una visión alejada de los convencionalismos de la alta gama.

Desde los inicios Audemars Piguet se diferenció de las demás casas suizas de relojería. Aparte de ser los primeros en añadir el calendario a las complicaciones de un reloj, fueron los primeros en abordar los modelos femeninos. En una época en la que los relojes solo se llevaban en el bolsillo del chaleco, los relojeros de Audemars Piguet consiguieron esconder los mecanismos de un reloj en piezas de joyería femenina como broches o colgantes.

Pioneros inoxidables

En 1972 la historia de Audemars Piguet vuelve a separarse de sus compañeros de viaje en el mundo de la relojería. Nadie hasta ese momento se había atrevido a presentar un reloj de lujo hecho de acero inoxidable. Por esos días solo el oro era considerado digno de formar parte de un reloj de alta gama. Gerald Genta, el padre de relojes legendarios como el Nautilus de Patek Philippe o el Pasha de Cartier, había dado vida al icono de la firma suiza, el Royal Oak. El Royal Oak recibe su nombre de los buques de combate de la Royal Navy británica, que fueron bautizados así en honor al roble donde el rey Carlos II de Inglaterra se escondió de su archienemigo, el malvado Cromwell. El hecho de que estuviera hecho de acero inoxidable y no de oro fue el motivo para que el Royal Oak se convirtiera en el favorito de los deportistas de elite, sobre todo de los golfistas. Audemars Piguet tiene su propio torneo de golf, el Audemars Piguet Golf Invitational, un torneo en el que cada año los embajadores golfistas y los invitados de la marca juegan un scramble al estilo pro-am. Profesionales y amateurs enfrentándose en el green.

La quintaesencia de su saber hacer es el Royal Oak Tourbillon Extraplano Esquelitazodo.

Ciento veintidós modelos de Royal Oak son los que lleva fabricado Audemars Piguet hasta la fecha. Y entre ellos, según la propia casa, la quintaesencia de su saber hacer es el Royal Oak Tourbillon Extraplano Esquelitazodo. Las piezas, como todas las de Audemars Piguet, se hacen artesanalmente. Lo caracteriza su esqueletizado, una de sus principales complicaciones, que consiste en realizar aberturas en algunas partes del reloj para que se adivine por ellas el mecanismo del reloj sin tocar las piezas vitales. El perlado es otra de las características que diferencian a la casa. Con un rodillo giratorio, se marca la superficie con líneas concéntricas que le dan al metal un aspecto nacarado. Y como máximo exponente del cuidado y el mimo en su fabricación, las agujas y los marcadores horarios están diseñados en forma de bañera, para así, verter el material luminiscente en lugar de aplicarlo, y que el acabado resulte más atractivo.

El resto de complicaciones que hace grande a este reloj son el calendario perpetuo, la salida y puesta del sol, las fases lunares y la ecuación del tiempo. No hay que olvidar que la medición del tiempo por el hombre nace de la astronomía.

El último fichaje del dream team de A. Piguet es el baloncestista LeBron James. Después de muchos golfistas y algún futbolista como Leo Messi, King James tiene desde 2011 su propio Royal Oak Offshore, la versión más deportiva del RO. 600 unidades de edición limitada para algunos afortunados que, además de poder pagarlo, puedan resistir con elegancia el gran cronógrafo en su muñeca.

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