Reloj Baignoire de Cartier.

Cartier reinventa el reloj joya

Un recorrido por diferentes propuestas en las que Cartier aúna su experiencia joyera con su innata libertad creativa para acabar convirtiendo al reloj en una obra de arte.

Es una forma de interpretar el arte relojero alrededor de piedras preciosas. Y en ese juego de luces y brillos, de cortes que rozan la perfección, Cartier tiene mucho que decir. De hecho, las piezas que ilustran estas páginas destacan por su carácter delicado y refinado, cargado de un extraordinario savoir-faire que conjuga a la perfección relojería y joyería y, por supuesto, que se someten voluntariamente a los criterios de la creatividad.

Reloj Baignoire de Cartier.
Cartier ofrece en el Baignoire una lección de engaste, con 380 diamantes talla brillante en el brazalete, a los que se suman los 171 diamantes de la caja ovalada. El cierre se abre con dos pulsadores.

Así se ha conformado una gran familia de relojes extraordinarios, presente desde 1910 en el repertorio de Cartier, que se enriquece ahora con nuevos universos, como por ejemplo la pulsera Baignoire, que requiere de ocho horas de trabajo para hacer realidad el engastado de los 552 diamantes del reloj. El Baignoire ofrece otra alternativa alrededor de los diamantes y la duplica para adornar la caja, al tiempo que reafirma su vínculo con la gran familia de relojes de cóctel Cartier con ese interior de la esfera con engaste nieve. Para este reloj joya, fueron necesarias 70 horas de trabajo.

Reloj Baignoire de Cartier.
Tres muestras del arte de Cartier: la primera tiene como protagonistas a la esmeralda y el ónix. La segunda propuesta es una variación sobre el rectángulo, con su caja totalmente engastada. Cierra este trío una pieza de estilo art déco con caja octogonal en la que encaja una esfera cuadrada. Mención aparte merece la pulsera flexible engastada de diamantes.

Estos dos relojes del repertorio relojero-joyero de Cartier tienen continuidad en creaciones emblemáticas como el Tank Américaine, cuya forma Cartier ha engastado con 569 diamantes en una versión mini; y lo hace sin perder las señas de identidad del reloj Tank: angarillas de líneas depuradas, minutería ferrocarril, agujas en forma de espada y corona engastada con un diamante talla brillante. Algo similar ocurre con el reloj Panthère, que multiplica por diez su aura en su versión de diamantes. El conjunto se equilibra en torno a una sobria esfera con los códigos de la línea: fondo plateado, minutería de ferrocarril, agujas de acero azulado en forma de espada y firma secreta.

Los relojes de noche de los años 20 recibieron el nombre ‘de cóctel’, y Cartier mantiene algunas creaciones de pequeño tamaño donde la forma, por supuesto, también tiene su protagonismo. ¿Qué les une? Su tamaño, su pavé y una increíble sensualidad. El primero de ellos es una variación sobre la forma del rectángulo; el segundo está marcado por el carácter del art déco, con su caja octogonal en la que encaja una esfera cuadrada. Para estos dos relojes, se dedican más de 30 horas al trabajo de joyería y al engaste.

Reloj Baignoire de Cartier.
El reloj Panthère incorpora 370 diamantes talla brillante en el brazalete y 106 de la caja para crear un haz de luz que realza la presencia de este reloj en la muñeca.

Cartier también tiene su espacio para combinar en un dúo cromático emblemático de la maison, el negro y el verde, en torno a la esmeralda y el ónix. Todas estas creaciones tienen la esfera protegida por un cristal de zafiro que ha sido facetado como si se tratara de una gema… y es que el carácter joyero de Cartier siempre está presente.

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