El Circuito de Montecarlo acoge, cada año, una de las citas más importantes con la Fórmula 1, el Gran Premio de Mónaco. En ella, el lujo habita en todas sus esquinas. Louis Vuitton se une a esta celebración del deporte dando fe de su indiscutible savoir-faire, y lo hace confeccionando el baúl que transporta el codiciado trofeo, símbolo de las 19 curvas del circuito de 3.337 kilómetros. Su ganador, el mexicano Sergio Pérez, de la escudería Redbull, recibió el pasado domingo el premio de manos del Príncipe Alberto II de Mónaco.
La tradición artesana de la maison se une al legado de este premio que congrega millones de espectadores en todo el mundo y que celebra este año su 79º edición. Fabricado a mano su histórico taller ubicado en Asnières, a las afueras de París, el baúl presenta la emblemática lona Monogram con las letras en el mismo tono rojo que la bandera de Mónaco y una V de ‘Victoria’ bordada en la parte frontal, con un trazado blanco que simboliza el circuito urbano del principado. Un elegante estuche en el que, además del trofeo, viajan los valores de excelencia y respeto por la tradición que la firma transmite en cada una de sus creaciones.
El Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, organizado por el Automobile Club de Mónaco y bajo el patrocinio del Príncipe Alberto II, rinde homenaje a grandes campeones como Fangio, Senna, Prost y Schumacher y otros recientes como Alonso, Vettel o Hamilton. Con una larga historia de creación de estuches a medida para las celebraciones deportivas más importantes del mundo -algunos de ellos, la Copa Mundial de la FIFA, el trofeo Larry O’Brien de la NBA, Roland Garros o la Copa Davis- Louis Vuitton reafirma con esta pieza su habilidad para reinterpretar los códigos del lujo, adaptando en esta ocasión, su tradicional estética viajera al espíritu de la competición monegasca.