Dice la artista Cristina Iglesias que Hondalea es la obra “más importante” de su carrera: la transformación de la hasta ahora abandonada Casa del Faro de la isla de Santa Clara –ese islote en medio del mar frente a la playa de la Concha donostiarra– en un entorno escultórico que, reproduciendo los estratos geológicos fundidos y las secuencias del agua del mar y sus mareas, transportan al visitante a una impresionante experiencia.
‘Hondalea’ es una palabra en euskera, de poco uso en la actualidad aunque con una tradición literaria de siglos, que podría traducirse como ‘profundidad abisal’ o ‘fondo del mar’. En su construcción, se han utilizado 15 toneladas de bronce y estructura metálica, cuyo transporte ha necesitado de varios viajes en helicóptero; y se ha dispuesto un depósito con 30 metros cúbicos de agua para integrar en la obra. “Este es un proyecto que se conecta con la defensa de la naturaleza, y de los mares y sus costas –explica la propia Iglesias–.
Un espacio de reflexión donde el agua fluye con un ritmo inspirado en los cambios de las mareas y la fuerza de las olas en las cavidades marinas”. Iglesias es una de las esculturas contemporáneas más importantes. Su búsqueda de un compromiso poético y simbólico entre las obras y el espacio se materializa en originales formas de un personal despliegue estético, visual y dinámico. Sus creaciones no solo se encuentra en museos de todo el mundo, también en espacios abiertos de ciudades como Londres, Berlín o Houston. Hondalea puede visitarse previa reserva en hondalea.eus.