Según el sociólogo y escritor irlandés Stephen Covey, en su libro sobre Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, una de las claves para ser un buen trabajador es “afilar la sierra”. Se refiere con este término a la costumbre de los altos ejecutivos norteamericanos de ocupar su tiempo libre sacando brillo a sus herramientas para cortar árboles y cuidando de su jardín. Es una manera de rescatar una parte de su tiempo para el ocio y así poder ser mejores y más efectivos en su trabajo. Pero hay algunos altos ejecutivos que, en vez de este hábito saludable, prefieren hacer surf. Es el caso de Juan Orti Ochoa de Ocáriz (Madrid, 1971), presidente y consejero delegado de American Express España: “Dedico mucho tiempo a la vida familiar y trato de buscar mi parcela de deporte para practicar esquí, bicicleta, windsurf, surf… siempre en familia, en Asturias, Tarifa…”. Una costumbre saludable que seguro que ha influido para bien en este economista que ha conseguido, desde que llegara al cargo en febrero de 2016, que el negocio de su compañía creciera por encima del 10% y subiera también el número de tarjetas en nuestro país.
“Ha sido un año satisfactorio, y cuando los resultados acompañan todo es más sencillo. Hemos tenido desafíos, pero los resultados han sido muy buenos en todas las líneas de negocios (particulares, pymes, empresa grande, comercios…), y hemos aumentado la inversión en nivel de captación, tecnología y en desarrollo de producto. La clave es mucha inversión conjugada, a su vez, con una mejora de la economía del consumidor”, asegura. En 2016 lanzaron, entre otros productos, la Tarjeta American Express Renfe que les está aumentando la cuota de titulares.
En estos datos ha tenido mucho que ver, además, la transformación tecnológica que vive la compañía estadounidense con el lanzamiento de Apple Pay para todos sus titulares. Esta tecnología, que permite el pago a través de la tarjeta American Express desde el teléfono móvil, ha sido una de sus grandes apuestas personales y profesionales: “Somos uno de los pocos emisores de esta tecnología que permite pagar a través de los dispositivos iOS de Apple, pero sin renunciar a las ventajas que ofrece American Express. Es sencilla, cómoda y segura”. Tras el lanzamiento, las expectativas en España –segundo país tras Inglaterra en implantar este sistema de pago digital– se superaron. “El resultado en España ha sido mejor, en términos relativos, que en países como Canadá, EE UU, Inglaterra o Australia. Nuestra filosofía es estar donde el cliente quiere estar, y el cliente en España está más adaptado a este tipo de pago a través de móvil que en otros países”, cuenta Orti.
Jaume Betrian, buzoneo a medida
David Losa
Desde que se creara American Express en 1850, la compañía –en el puesto número 95 de las empresas más grandes del mundo según la revista Fortune– ha ido fidelizando y renovando a sus titulares, añadiendo a generaciones en más de 170 países. “Desde que empezamos con las diligencias [transportando dinero en el Estados Unidos del siglo XIX] hasta ahora, nos hemos estado renovando continuamente. Nuestra marca tiene casi 170 años, y sin duda esta tecnología diferencial nos acerca al público más joven; nos adaptamos así a los nuevos consumidores que están llamando a la puerta”, añade.
La trayectoria profesional de Juan Orti –lleva desde 1999 en la compañía– es buen ejemplo de lo que la empresa proporciona a sus empleados, galardonada en 2016 con un premio Best Place To Work. “En American Express no es extraordinario que un trabajador lleve más de 15 años; la antigüedad de los ejecutivos es alta y eso se combina con otras generaciones. La diversidad generacional es fundamental. Tenemos unos niveles de retención altísimos”, explica. Una de las razones puede que sea que España funciona como hub para parte de Europa: “Desde aquí prestamos servicios a diez mercados europeos; más de 15 nacionalidades trabajan en Madrid para todo el continente. Somos un país con muchos atractivos para vivir, además de tener otros factores de competitividad, como el coste del suelo, la flexibilidad laboral…”. Es como una ola izquierda en Mundaka (Vizcaya): cuando llega, ya no te quieres bajar de ella.