Entrevista con Isabel Allende, que publica 'Largo pétalo de mar'

Entrevista con Isabel Allende, que publica 'Largo pétalo de mar'

Entrevista con Isabel Allende, que publica 'Largo pétalo de mar'

Todos los 8 de enero, Isabel Allende llega a su oficina temprano, enciende algunas velas entre flores frescas e incienso y medita un tiempo. Luego, teclea en el ordenador la que será la primera frase de su próximo libro. No es un fecha escogida al azar. Ese día de 1981, mientras vivía en Venezuela, recibió una llamada para decirle que su abuelo se estaba muriendo en Chile. Empezó entonces a escribirle una carta detrás de otra que se convirtieron luego en su primera novela, ‘La Casa de los Espíritus’. El éxito conseguido con ella y el deseo de invocarlo después le empujaron a aliarse con esa fecha como si de un amuleto se tratara. Isabel Allende, chilena con nacionalidad estadounidense y nacida en Perú (en 1942, en Lima, donde estaba destinado su padre, diplomático), se ha convertido desde entonces en la autora en español más leída del mundo, con más de 70 millones de libros vendidos y traducidos a más de 40 idiomas. Ahora publica ‘Largo pétalo de ma’r (editorial Plaza & Janés).

LA ESCRITORA
¿Recuerda cuándo y quién le enseñó a leer? Mi tío Pablo. Yo tendría cuatro o cinco años y a él le chiflaba sentarme en sus rodillas y hacerme leer el diario.¿Y la edad en que comenzó a garabatear una cuartilla? Desde pequeñita me gustó contar historias y leer, pero no soñaba con ser escritora, eso era una ambición desproporcionada para una chilena nacida en los años 40 en una familia como la mía. Mi destino era ser esposa y madre.¿La persona decisiva en acercarla a la literatura? Margarita Aguirre, entonces una joven escritora chilena que más tarde se convirtió en biógrafa de Pablo Neruda. Me tomó bajo su ala cuando yo tenía siete años, me hablaba de libros, de historias, de personajes, me trató siempre como un adulto y me hizo sentir que yo era especial.¿Qué obras marcaron su infancia y juventud? La revista El Peneca, cuentos de Grimm y Andersen, las novelas de aventuras de Salgari, Dickens, Alcott, Austin, los clásicos rusos, Shakespeare, al que descubrí y empecé a leer a los nueve años, bastantes relatos de detectives, y algo de ciencia ficción… Un barullo de autores y géneros que devoré con voracidad y enorme felicidad.¿Dónde se aprende este oficio? No tengo la menor idea. Pero lo que si sé es que para escribir es necesario entrenar tanto como un atleta. Hay mucho trabajo y sacrificio que nadie ve, montañas de horas y folios llenos de ideas que acaban en la papelera…¿Quién es el mejor amigo de un novelista? Un diccionario de sinónimos y un buen editor.¿Y el peor enemigo? Los críticos arrogantes.¿Qué tarea considera más complicada de ejercer con brillantez: hablar, leer o escribir? Manejar con aptitud y soltura cualquiera de las tres es de un mérito extraordinario. Pero en mi opinión, lo más complicado es escribir rematadamente bien.Sea sincera: ¿qué es más importante para vender libros, concebir una buena historia y narrarla con talento o disfrutar de una promoción mediática millonaria? Ninguna promoción mediática, por millonaria que sea, puede vender un libro malo por mucho tiempo.La prensa ocupa un lugar de honor en su currículum. Fue usted una “artículista impertinente”. Verdadero, ja, ja, ja. ‘Los impertinentes’ era el título de la columna satírica que firmaba en la primera revista feminista creada en mi país: Paula. Una cabecera precursora en la lucha por los derechos de la mujer y en abordar temas que jamás se habían ventilado hasta entonces en nuestros mass-media: divorcio, anticonceptivos, violencia doméstica, adulterio, aborto, drogas, prostitución. Considerando que en esa época no se podía pronunciar la palabra cromosoma sin sonrojarse, éramos de una audacia suicida. En aquel Chile dominado por el machismo, esperar ser respetada por ser feminista era lo mismo que esperar que un toro no te embista por ser vegetariana.Un nombre inolvidable: Carmen Balcells. Durante 34 años la llamé “madraza”. Una mujer magnífica, abundante, sentimental y generosa. Me tomó bajo su ala y protección cuando yo era una aspirante a escritora desconocida que venía del fin del mundo. Le debo mi carrera.Un consejo para seducir a un adolescente peleado con la letra impresa. Depende del adolescente. Ahora los chicos se fascinan con novelas de vampiros. Mi nieta se tragó 600 páginas de chupadores de sangre en dos días…Una historia que le hubiese gustado narrar. ‘Harry Potter’, porque logró que millones de niños comenzasen a leer ficción con entusiasmo por arte de magia.A estas alturas de su carrera, ¿por qué y para quién sigue escribiendo Isabel Allende? Por las mismas razones de antes: porque me gusta mucho este oficio. Y sigo escribiendo para mis fieles lectores, y para todos aquellos que aún me desconocen y que a lo mejor algún día deciden darme la oportunidad de compartir con ellos mis palabras.

LA CIUDADANA¿Salvador Allende fue un mito o su tío? Salvador era primo hermano de mi padre, un ‘tío’ más de mi extensa familia al que veía de vez en cuando, los fines de semana, en fiestas o vacaciones. Siempre sentí un gran cariño por él y su muerte cambió no solo mi vida, sino la de millones de chilenos. Solo cuando me exilié a Venezuela comencé a darme cuenta de la dimensión humana y política de mi tío, de su compromiso ejemplar, de su heroísmo.¡Sálvase quién pueda! Ya sabe por dónde van los tiros… Como reflejo en mi novela, el drama de los refugiados me produce gran tristeza e inquietud. Resido en los EE. UU. y veo los efectos de la obsesiva cruzada de Donald Trump por blindar la frontera que ha convertido la situación de los que huyen de la miseria en un genocidio. La inmigración casi nunca es bien recibida. Pasa igual que cuando uno coge el ascensor: no quiere que entre nadie más. Ójala sepamos rectificar a tiempo, pero el aumento progresivo de la extrema derecha es señal de que la semilla de ese demonio llamado fascismo vuelve a crecer, y eso da escalofríos. Me recuerda al panorama anterior a la II Guerra Mundial…Ordene según su peligrosidad social: violencia, miedo, estupidez. Creo que la violencia y el miedo derivan de nuestra profunda estupidez.¿Cuál debe ser el papel de un intelectual en el siglo XXI ? El mismo de siempre: recordar el pasado, interpretar el presente e imaginar el futuro.Señale con el dedo al enemigo público nº 1 de la humanidad. Sospecho que los codiciosos sin control y los fanáticos con poder.

Preside una Fundación de Ayuda a la Infancia en memoria de su hija Paula, fallecida en plena juventud. ¿Qué les estamos hipotecando a los que vienen detrás? Me temo que una gran lista de cosas muy valiosas. Pero, sobre todo, les estamos robando la posibilidad de disfrutar de ese tesoro llamado naturaleza. Mis bisnietos verán los bosques nativos del sur de Chile en fotografías con la misma tristeza con la que yo veo a los bisontes del Oeste americano en dibujos.Va por la calle y le gritan “¡feminista!”, ¿qué responde usted? Que muchas gracias por el piropo… porque lo soy y estoy muy orgullosa. Cuando era joven, luché como una guerrera por defender las ideas y los sueños de las mujeres sin voz. Ahora contemplo con regocijo las conquistas.Aproveche y explique a los caballeros que tiene ahí delante los próximos grandes desafíos de sus compañeras de género. Terminar con el patriarcado. Dar educación, salud y poder a las mujeres, especialmente en los países en desarrollo, para que participen en igualdad de condiciones con los hombres en el manejo del mundo. No existe ninguna posibilidad de resolver los graves problemas de ecología, guerra, criminalidad, tráfico humano y la galopante pobreza y fractura social que nos invade sin su presencia, voz y voto. Señores, no pierdan más el tiempo; en este asunto, no hay vuelta atrás.¿De qué se arrepiente Isabel Allende? ¡Vaya pregunta tan malvada e indiscreta! Tardaría un mes en confesarme… Le cuento dos y va que arde. Me arrepiento de todas las dietas que seguí a rajatabla y de los deliciosos platos que rechazé por mantener a raya la báscula de mi vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que dejé pasar preocupada en atender mi cargada agenda de asuntos insípidos y urgentes, o por conservar pura e inmaculada la flor de mi virtud. ¡Todavía no me perdono lo tonta que fui!¿Cuál es su receta para estar tan radiante? Vivir en presente de indicativo. No gastar ni una lágrima recordando las heridas del ayer. No perder un segundo especulando con el mañana. Y no tomarse las cosas demasiado en serio. No hay mejor medicina que una cucharada de buen humor. Háganme caso.
SU ADN LITERARIOANÓNIMO. ‘LAS MIL Y UNA NOCHES’. Cuatro volúmenes prohibidos leídos en plena pubertad, en un ropero con una linterna, que me iniciaron en el viaje sin retorno del erotismo y la fantasía.WILLIAM SHAKESPEARE. (Todo menos los sonetos, que todavía no los entiendo.) Este señor me desarrolló muy temprano el gusto por las pasiones desenfrenadas y el melodrama, que en su caso es herejía llamarlo así, se dice tragedia, drama y comedia.OSCAR WILDE. Porque me demostró el poder irresistible de la ironía.VARIOS CLÁSICOS RUSOS. Porque me enseñaron a desarrollar personajes con vida interior y resistir la tentación de los finales felices.HENRY TROYAT. Porque me hizo adicta a las sagas familiares e históricas.CONAN DOYLE, AGATHA CHRISTIE. Porque me recuerdan constantemente la importancia del suspense.GERMAINE GREER. Porque me dio un lenguaje articulado para expresar el feminismo, que me sofocaba desde la infancia.GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. Porque cada vez que lo leo vuelvo a agradecer su visión de nuestra realidad latinoamericana, con toda su locura, su magia y su patetismo.EDUARDO GALEANO. Porque con su libro ‘Las Venas Abiertas de América Latina’ me definió políticamente y eso se ha reflejado en todo lo que escribo.PABLO NERUDA. Porque siempre me ha servido de inspiración. Así como otros abren la Biblia en cualquier parte para encontrar la respuesta a una interrogante, yo recurro a sus versos para que una palabra o una frase me dé un empujón en el camino de la escritura.MARC CHAGALL. Ya lo sé, este ruso no es escritor, pero fueron sus cuadros de cabras azules y novias voladoras los que me dieron la libertad para hacer lo que me dé la gana con la escritura. Si él pudo hacerlo a brochazos, ¿por qué no podría hacerlo yo con la palabra?

Salir de la versión móvil