Javier Suqué es presidente del Grupo Peralada, heredero de una saga de empresarios, políticos y mecenas que se inicia con su bisabuelo, Damián Mateu, quien heredó una empresa de hierros y la transformó en uno de los gigantes de la industria catalana, además de fundar la marca de automóviles Hispano Suiza. Nuestra cita tiene lugar en el Hotel Peralada Wine, Spa & Golf. El hotel, de cinco estrellas, está rematando un proceso de reformas que lo ha transformado completamente, en un estilo rústico chic elegante y cálido, obra de la madre de Javier, Carmen Mateu, y la interiorista Sandra Tarruella. En lo gastronómico, destaca la llegada del chef Xavier Sagristà y el jefe de Sala Toni Gerez, ambos del equipo original de El Bulli.
“El hotel es uno de los ejes del grupo”, explica Javier, “que integra el casino, la bodega, los museos y el propio festival”. Nos dirigimos al solemne castillo, rodeado por un jardín ornamental, que perteneció a los condes de Peralada hasta que su última generación se extinguió sin descendencia. Los miembros de esa última generación lo vendieron en 1923 a Miguel Mateu, abuelo de Javier, que dio refugio en él a sus muchas colecciones de vidrio, libros, cerámicas y enseres del vino, que hoy se encuentran en exposición. Pero sería su yerno, Arturo Suqué, padre de Javier, quien le encontrase otra utilidad al conjunto arquitectónico. En 1978 obtuvo licencia para transformar el castillo en casino, y hoy la familia posee tres en Cataluña, además de otros en Sudamérica.
Las colecciones de Miguel Mateu se trasladaron al antiguo convento de Carmelitas adyacente al castillo, donde permanecen. El convento cuenta con un atrio recoleto, una pequeña iglesia de origen gótico –la Iglesia del Carmen–, y una excepcional biblioteca, que alberga un centenar de miles de volúmenes, entre ellos 1001 ejemplares del Quijote.
Si el coleccionismo era la pasión de Miguel Mateu, la de su nieto Javier es el vino. El recorrido nos lleva desde el convento a la Finca Garvet, 200 hectáreas al borde de la Costa Brava, cuyas viñas descienden en terrazas heroicas hacia las olas. Del total, son solo siete las hectáreas cultivadas de Syrah, variedad con que se elabora el vino Finca Garvet, y Garnacha, con la que se produce Aires de Garvet.
Cuando Javier se incorporó a la empresa, descubrió que un antiguo profesor de universidad, Josep Lluis Martínez, era una figura destacada de la enología catalana tras recuperar la zona que es hoy la DOQ Priorat. Y junto a él inició una transformación radical de los vinos del Empordà. orientando su trabajo hacia la búsqueda de fincas con un valor diferencial único, al tiempo que hacía crecer su gama de cavas, blancos, rosados y tintos. Hoy, como presidente del Grupo, espera delegar la gestión del conglomerado de empresas familiares para retomar su tarea al frente de la división familiar de vinos. Entre los muchos proyectos en marcha, una impresionante bodega que se inaugurará en 2018.