El hombre más codiciado de Hollywood que ha interpretado personajes como un elegante empresario que se enamora de una prostituta en Pretty Woman, un auténtico galán en Oficial y Caballero o un ambicioso abogado en Las dos caras de la verdad cumple hoy 75 años. Pese a ser uno de los símbolos más reconocidos de las clásicas comedias románticas americanas y un sex symbol, su vida va mucho más allá de eso.
Sus prematuras canas dieron paso al caballero en el que se ha convertido, demostrando que para tener estilo no es necesario ocultar el paso del tiempo. En Chicago, uno de los mejores musicales de todos los tiempos, así lo manifiesta. Al tiempo que corrobora su talento musical. De hecho, mucho antes de convertirse en uno de los mejores actores de su generación, trató de ser músico: tocaba el piano y la trompera y compuso alguna que otra obra musical.
Aun así, el destino le condujo a ser intérprete, después de abandonar sus estudios en Filosofía estando becado como gimnasta en la Universidad de Massachusetts. Tenía cerca de veinte años y el West End de Londres le estaba esperando, aunque él todavía no lo sabía. En Nueva York había sido actor suplente en Grease y la capital inglesa le permitió encarnar al protagonista Danny Zuko.
El budismo le llevó a ser vetado en los Oscar
En unas pocas décadas se forjó una carrera de una inmensa calidad. Tanto fue así, que incluso pudo permitirse un retiro espiritual en Nepal en 1977, con solo veinte años. Aseguró que estaba buscándose, tratando de «encontrar un sentido al universo, pero era incapaz«. En aquel momento descubrió el budismo: «me mostró un camino para vivir sin sentir tanto miedo, me quitó el temor a explorar y descubrir cosas».
Desde entonces no ha ocultado su apoyo al Tíbet y eso ha provocado su veto en la gala de los Oscar durante varios años consecutivos y en algunas grandes producciones, pues China es uno de los grandes mercados de la industria y ocupó el Tíbet hace décadas. Poco después de grabar grandes éxitos como Pretty Woman, American Gigoló, Oficial y caballero o Chicago, comenzó a aceptar solo guiones con «historias pequeñas», tal y como él mismo declaró.
La familia es lo más importante
Además impone una condición muy simple en sus rodajes: hacerlos de lunes a viernes para pasar el fin de semana con su familia y asistir a los partidos de béisbol de su hijo, ya que es el entrenador del equipo. Se ha casado en tres ocasiones y ha tenido tres hijos, esta última con la española Alejandra Silva -de 41 años-, con quien tuvo a su último vástago a principios del pasado año y con quien comparte vida en Madrid, donde ayudan también a una asociación contra el cáncer infantil.
Pese a haber sido padre con más de 70 años, Gere se muestra más activo que nunca. Una vez llegó a declarar que «si todos pudiésemos parar, respirar, contemplar lo que nos rodea, quizá dejaríamos de enfadarnos por estupideces. Lloraríamos menos, podríamos enamorarnos, cuidarnos, dejar de pisotearnos los unos a los otros«. Es en ese mantra en el que quizá radique su secreto. Es quizá esa idea la que hace que Richard Gere siga siendo uno de los actores más codiciados de Hollywood.
