Su familia se dedica a la viticultura desde hace más de 200 años; sus abuelos fundaron Juvé & Camps hace 102 y la imagen de su padre recorriendo el país para mostrar in situ las bondades de su cava es una leyenda en el sector. No debe ser fácil recoger un testigo con tanta historia. Cuando Meritxel Juvé (Barcelona, 1984, cuarta generación de la familia) lo hizo, en noviembre de 2017, se convirtió en la consejera delegada más joven del sector y la primera mujer en dirigir la empresa, “un reto y una responsabilidad enorme”, reconoce.
Pudo elegir. De hecho, se formó primero en Administración de Empresas; luego en Marketing y Estrategia de Negocio, pero acabó en un máster en Viticultura y Enología. “Cuando vives desde tu más tierna infancia corriendo por la bodega, acompañando a tu padre a repartir botellas en el coche o jugando entre viñedos… lo llevas en la sangre”, explica. Así que se incorporó a la empresa para descubrir que la mejor formación estaba por llegar: “El conocimiento que mi familia y especialmente mi padre me han transmitido estos años, así como todo lo aprendido de mis compañeros y grandes profesionales en los distintos departamentos en los que me fui formando desde mi incorporación a la bodega hasta llegar a dirigirla”.
Ahora, Juvé & Camps está presente en 53 países, con Estados Unidos como principal mercado, y sus cavas cosechan reconocimientos de prestigio internacional: Wine Spectator, uno de los medios del mundo vitivinícola más reputados, eligió en su listado de 2023 a Reserva de la Familia Gran Reserva Brut Nature entre los 50 mejores vinos del mundo y el mejor español. A pesar de ser una bodega relativamente pequeña, que produce unos 2,5 millones de botellas al año, da trabajo a 86 personas. “Nuestro método de elaboración es muy tradicional y eso implica contar con un gran equipo de profesionales”, explica Juvé.
A la vez, la innovación forma parte del ADN de la marca. Desde siempre. En su día, Juvé & Camps fue pionera en apostar por las largas crianzas en los espumosos, así como por la elaboración de brut natures sin azúcares añadidos. Y ahora, y desde 2015, la bodega abandera una decidida apuesta por la sostenibilidad con un 100% de viñedo ecológico y prácticas como la poda de respeto o la reducción del peso de las botellas. ¿Cuidar el planeta o adaptación al cambio climático? “Ambos –contesta Meritxel Juvé–. Siempre hemos tenido muy claro que el respeto por el terruño es vital para cultivar vides de calidad y ser sostenibles en el tiempo. Y, además, debemos adaptarnos a la realidad climática porque es algo que no podemos controlar, pero sí adelantarnos y enfrentarnos a los problemas que plantee”.
Cuenta Juvé que el consumo de espumosos en España sigue estando muy sujeto a la estacionalidad; de hecho, el 60% de sus ventas en nuestro país se producen en Navidad, no tanto en otros países. Aunque las pautas de consumo van evolucionando, para desterrar poco a poco esa costumbre que relega el cava a las celebraciones o al final de las comidas. “Aún queda mucho por hacer y la formación y la divulgación son fundamentales”, reconoce Juvé, quien explica que “la versatilidad del espumoso para cualquier tipo de aperitivo o comida es mayor (que la de los vinos tranquilos, sin burbujas): es fresco, tiene menos grado que un vino tinto y su refrescante acidez ayuda a limpiar el paladar realzando el sabor de los platos”. Los vinos de Juvé & Camps, además, por sus largas crianzas y el estilo brut nature, “son mucho más gastronómicos, por lo que, a la ahora del postre, admitirían como mucho un chocolate negro o cacao 100%”.