El nuevo modelo de la colección Imperiale Joaillerie conserva sus características aristocráticas, enriqueciéndose al mismo tiempo con unos detalles artísticos propios de la civilización inca. Con la línea Imperiale, reinventada en 2010, Chopard consigue recuperar, a través de un reloj, la quintaesencia del estilo y de la elegancia. Asociando clasicismo regio y estética contemporánea, la colección diseña, año tras año, la imagen de una mujer moderna y distinguida, de personalidad firme.
Tras el Cofre de la Emperatriz, que se presentó en septiembre de 2015, y que rendía un homenaje a Bizancio y a la magia de oriente, es en América del Sur, en el corazón de la civilización Inca, donde Chopard ha encontrado la inspiración para la última de sus creaciones.
El secreto de Chopard
El relojero y joyero presenta un reloj secreto, que tiene tanto de brazalete ceremonial como de reloj precioso. Como si de un mosaico de la época precolombina se tratara, la tapa de la esfera está completamente engastada de brillantes y turquesas de tonos matizados. Al desvelarse la esfera aparecen los símbolos icónicos de la colección Imperiale: los gráciles números romanos, las afiladas agujas que recuerdan a las dagas de combate, sin olvidar el célebre motivo que evoca a los bordados de las colgaduras y de los cojines sobre los que los monarcas tenían por costumbre depositar sus símbolos.
Chopard renueva a los clásicos
Ricardo Balbontín