‘MiróMatisse. Más allá de las imágenes’, la exposición sobre el diálogo entre referentes del arte moderno que llega a Barcelona

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Salas de la exposición 'Miró Matisse, más allá de las imágenes' comisariada por Rémi Labrusse. © Fundació Joan Miró

Henri Matisse nació en 1869 y Joan Miró en 1893 por lo que pertenecen a generaciones diferentes. Siempre se les ha asociado a entornos artísticos diferentes –el fauvismo en el caso de Matisse y el surrealismo en el de Miró– y a planteamientos estéticos también muy distintos –la armonía «decorativa» del primero y la extrañeza inquietante del segundo–. Sin embargo, a ambos les unía una relación marcada por la influencia creativa y la admiración mutua por la manera en la ambos revolucionaron la pintura y redefinieron las fronteras del arte moderno. En este diálogo entre artistas es en el que se basa la exposición que llega ahora a Barcelona después de haber triunfado en Niza.

Lo hará del 25 de octubre y hasta 9 de febrero de 2025 bajo el nombre MiróMatisse. Más allá de las imágenes y será la primera muestra en España dedicada a la vinculación entre ambos artistas por lo que resulta clave para entender la historia del arte europeo del siglo XX ya que parte de una base cronológica y se centra en momentos decisivos como la reminiscencia del fauvismo en Miró, a finales de la década de 1910 y principios de la de 1940; y se destaca la admiración de Miró por los dibujos a tinta y los collages de Matisse a partir de los años cincuenta, los cuales fueron una influencia renovada para el catalán.

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Exposición ‘Miró Matisse, más allá de las imágenes’ comisariada por Rémi Labrusse. © Fundació Joan Miró

Esta oportunidad es única para poder ver en Barcelona obras jamás expuestas en España de Joan Miró y Henri Matisse ya que se han reunido muchas procedentes de colecciones internacionales como el MoMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, el Musée de Grenoble, el Musée des Beaux-Arts de Bélgica y The Saint Louis Art Museum; a las que se han sumado otras a modo de aportación de las familias de los dos artistas y la colaboración pionera entre la Fundació Joan Miró de Barcelona y el Musée Matisse Nice, instituciones que custodian los legados más importantes de los protagonistas de la muestra.

La admiración mutua de dos artistas

Joan y Henri estrecharon lazos en los años 30 en París gracias al hijo menor de Henri Matisse, Pierre, quien se convirtió en el marchante de arte de Joan Miró en 1934. El joven había heredado de su padre un profundo respeto por la pintura y los artistas y fue fundamental en la difusión de la obra del español en Estados Unidos porque gracias a él pudo exponer su obra en importantes galerías y museos que consolidaron su reputación internacional.

Esta confianza que Miró depositó en Pierre Matisse como su representante reconocía su visión como promotor pero también era un reflejo de la admiración que sentía por el padre de este. Veía en Henri Matisse a una figura de referencia en su búsqueda de un lenguaje visual que combinara la brutalidad fauvista con una poesía interior profunda. Quería que sus obras «tuvieran un espíritu fauve pero dentro de la poesía» según se recoge en sus notas personales, algo que se aprecia en la energía y la intensidad cromática que se mantuvieron constantes durante toda su carrera.

Matisse, por su parte, expresó su profunda admiración por Miró y se refería a él como un «pintor de verdad» porque le deslumbraba la precisión y la fuerza con las que el artista español usaba el color y la forma. Tal y como resaltan desde la organización de MiróMatisse. Más allá de las imágenes, esto fue especialmente destacable en los años treinta, cuando Matisse atravesaba una crisis creativa que lo llevó a cuestionar su propia obra y encontró en las obras de Miró la inspiración necesaria para reiniciar su enfoque artístico.

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Salas de la exposición ‘Miró Matisse, más allá de las imágenes’ comisariada por Rémi Labrusse. © Fundació Joan Miró

La exhibición comisariada por Rémi Labrusse se presenta, por tanto, como un auténtico diálogo entre generaciones, entre dos artistas modernos que se profesaban respeto mutuo y fueron claves para redefinir los límites de la pintura que dejó una huella imborrable en la historia del arte.

Por María Aguirre

Periodista con más de quince años de experiencia en revistas y medios de comunicación digitales. Formada también en redes sociales y marketing en empresas de moda y belleza, he trabajado como redactora y editora en diversas cabeceras. En la actualidad coordino la web de Gentleman.

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