
Moët & Chandon presenta su Grand Vintage 2016 en el corazón de la Serra de Tramuntana
La Maison elige el hotel La Residencia, Belmond, en Mallorca para lanzar su nueva añada, en un encuentro donde se unieron alta gastronomía y champagne en el mejor ambiente mediterráneo.
No había un mejor sitio que el hotel La Residencia en Belmond (Mallorca) para presentar el nuevo Grand Vintage 2016 de Moët & Chandon. En plena Serra de Tramuntana, este fue el escenario ideal para desvelar las nuevas creaciones de la Maison: la 77ª edición de Grand Vintage Blanc y la 47ª de Grand Vintage Rosé, dos champagnes marcados por la serenidad, el equilibrio y la expresión refinada de un año singular.
Para esta cita, Moët & Chandon reunió a dos grandes nombres de la gastronomía: Iván Cerdeño, chef del restaurante Iván Cerdeño–El Cigarral del Ángel** y Pablo Armando, chef ejecutivo de La Residencia. Juntos crearon un menú de autor que combinó creatividad, precisión y arraigo mediterráneo. “El Grand Vintage 2016 es la expresión de la serenidad después de la tormenta”, explicó Marie Christine Osselin, enóloga de Moët & Chandon, durante la presentación. “Es un champagne que ha madurado seis años y emerge con un carácter sereno y luminoso, con una efervescencia cremosa y un equilibrio notable entre acidez y complejidad aromática”.

Cada Grand Vintage de Moët & Chandon es una interpretación libre de lo que la naturaleza ofrece en un año determinado. Para 2016, el chef de Cave Benoît Gouez apostó por una presencia inusualmente alta de Chardonnay (48%), acompañada de Pinot Noir (34%) y Pinot Meunier (18%), en un coupage que da lugar a un champagne extra brut con dosaje de solo 6 g/l.
En nariz, el Grand Vintage Blanc 2016 despliega una gama de aromas que van desde tostados y avellanados hasta notas de frutas blancas, azahar y anís. En boca, muestra una vivacidad refrescante y una estructura elegante, ideal para maridar con carnes de caza, pescados fundentes o vegetales como el hinojo confitado.

Por su parte, el Grand Vintage Rosé 2016 seduce con una nariz golosa y floral: frambuesas maduras, violetas, hibisco y matices de chocolate y pan de jengibre. Su paso por boca es flexible, envolvente, con un final ligero y ligeramente astringente. El ensamblaje se compone de Pinot Noir (43%, con 13% de vino tinto), Chardonnay (42%) y Pinot Meunier (15%). “Es un champagne armonioso, con un equilibrio precioso entre frescura y textura. Es tierno, pero con carácter”, señaló Osselin.
Como es costumbre en cada lanzamiento, Moët & Chandon acompaña su nueva creación con dos añadas históricas que, junto a la actual, construyen un relato sensorial. En esta ocasión, la trilogía se completa con Grand Vintage 2009 y Grand Vintage 2000, dos champagnes nacidos en años climáticamente complejos. “Esta trilogía muestra cómo incluso los desafíos del clima pueden ser transformados por la experiencia de la Maison en algo sublime. Es una lección de paciencia, conocimiento y sensibilidad”, subrayó Benoît Gouez, chef de Cave de Moët & Chandon.