La publicación de un libro de once acertijos para encontrar un tesoro en 1993 dio comienzo a esta búsqueda llamada «Tras la pista de la lechuza de oro». Más de treinta años después, el juego se ha dado por concluido, cuando uno de los tantos jugadores repartidos por el mundo ha desenterrado una réplica de una pequeña lechuza en pleno vuelo en bronce.
El pasado jueves a las seis de la mañana se publicó un mensaje en la web oficial del juego que decía que se estaba verificando «una solución potencialmente ganadora». Más tarde se corroboró: «No sigan excavando. Confirmamos que la réplica de la lechuza de oro fue desenterrada en el transcurso de la noche de ayer, y que simultáneamente se presentó una solución».
Los creadores
Estos mensajes los publicó Michel Becker, el artista que esculpió la estatuilla e ilustró el libro original, Sur la Trace de la Chouette d’Or. Aunque el escritor y creador del juego era Max Valentin, cuyo nombre real era Régis Hauser. A su muerte en 2009, pasó el testigo a Becker, quien ha sido el encargado de ir siguiendo el devenir de este pasatiempo que, para muchos, ha durado casi toda su vida.
Sur la trace de la chouette d'or, une chasse au trésor créée dans les années 90 autour d'un jeu de piste et d'intrigues un peu ésotériques. Jamais trouvée depuis, elle est devenue mythique, le créateur est mort, des communautés de passionnés creusent toujours partout en France.. pic.twitter.com/a2w4ufa7gw
— JeanSeb (@JeanSeb) December 2, 2021
Encontrar la lechuza no era una cuestión de seguir un mapa con una equis, sino que había que resolver esos once acertijos que se proponían para llegar al lugar de Francia donde se hallaba el objeto. Uno de ellos comenzaba: «Apertura. Mi primera, primera mitad de la mitad de la primera edad, precede a mi segunda y tercera, buscando su camino…». Además, el premio no era solo la réplica de la lechuza.
La verdadera recompensa
Quien resultase ganador sería recompensado con la pieza original, elaborada en oro, plata y piedras preciosas, cuyo valor alcanzaría los 165.000 dólares americanos según fuentes de Canal+. No solo servía con desenterrar la réplica, sino que también debía demostrar que había resuelto todos y cada uno de los enigmas y no se la había encontrado por casualidad o simplemente excavando sin parar.
Algunos usuarios han comentado en la web, asegurando sentirse «liberados» y «aliviados». «No pensé que viviría para ver este día», decía uno. «Ahora estoy desesperado por conocer las soluciones para ver si iba por el buen camino», revelaba otro. Los más escépticos creen que el tesoro podría haberse encontrado con un detector de metales, pero ahí estaba Becker para comprobar que todo se había hecho correctamente.