Umbría, el secreto que Italia preserva de las masas
Un recorrido, de los muchos posibles, por la región italiana de Umbría: pueblos medievales entre valles y viñedos para recorrer con esa calma que tan poco se estila en estos tiempos.
“Pueblos medievales, mucha piedra y amplios valles, todo envuelto en un refinado halo místico”. Con esta sobriedad describe la editorial Periférica, a propósito de la publicación del libro El tiempo de los lirios, de Vicente Valero, la región italiana de Umbría. Breve y certera, la referencia nos sirve para presentar una comarca en la que uno aún se adentra con pausa, ajeno a las masas que pululan probablemente no muy lejos, e invitado a una contemplación permanente: de la piedra, efectivamente; de la historia que de ella emana; del arte que inspiró; de la herencia de uno de sus habitantes más ilustres, Francisco de Asís; y también, por supuesto, de un presente pujante que ofrece al turista riqueza gastronómica y vitivinícola y alojamientos dispares que permite elegir entre señoriales opciones urbanas o relajantes enclaves naturales.
No aspira este artículo a convertirse en una guía de viaje. Sirva, simplemente, como puerta de apertura –para quien no la haya atravesado aún– a uno de esos rincones que en este caso Italia preserva con mimo en tiempos de globalización infinita. De la misma forma, las menciones aquí incluidas son solo algunas de las muchas posibles, porque a veces viajar sirve también para eso: descubrir que queda mucho por conocer.
Perugia, a 175 km de Roma hacia el norte, es la capital de Umbría; su plaza IV Noviembre, con la catedral y el palacio del Priori cara a cara, el mejor resumen de la riqueza histórica y arquitectónica que atesora esta región. Puede ser el punto de partida de un recorrido que, con trayectos de apenas una hora en coche, recorre algunos de las ciudades claves de la región. Así lo hicimos en Gentleman, consciente, como decíamos, de dejar atrás otros que bien merecieran figurar en la agenda.
Hablando de alojamientos señoriales, el escogido en Perugia fue el hotel Sina Brufani, en el año de su 140 aniversario –fue inaugurado en 1884–, el único cinco estrellas del centro histórico de la ciudad, de habitaciones de decoración clásica y muebles antiguos y una sugerente zona wellness bajo bóvedas etruscas. La amplia oferta gastronómica cuenta con un rincón muy especial en el restaurante Priori Secret Garden, a unos pasos de la plaza IV Noviembre, con una coqueta terraza en la que degustar la cocina de la zona con un cuidado servicio.
A partir de ahí, el recorrido nos lleva a la siguiente parada, Montefalco, donde la vida transcurre en torno a la Piazza del Comune, literalmente, porque, de forma circular, es el punto más alto de la ciudad y donde confluyen las cinco principales calles. Siempre con vida en sus restaurantes –la terraza del L’Alchimista es la elegida para una de las cenas (en la foto que abre este artículo)– y cafeterías, nunca con demasiada, ejemplo de urbanismo medieval, uno puede imaginarla como escenario de toda suerte de recreaciones cinematográficas: reproduciendo la vida de hace 500 años o la Italia romántica y soleada de hace 50. A apenas 20 metros, en una de esas calles circundantes se encuentra una de las joyas artísticas y arquitectónicas de la ciudad: la iglesia y el museo de San Francisco, construida en el siglo XIV y con frescos del pintor italiano Benozzo Gozzoli.
El recorrido, decíamos, nos llevó a Montefalco como podría habernos conducido a otras ciudades que en esta ocasión visitamos de paso, como Spello, que ha convertido las flores y macetas en el principal aliado de la piedra de sus estrechos callejones; Spoleto, donde la lista de edificios históricos abruma, de la que es exponente la catedral y la espectacular plaza que la alberga; y por supuesto Asís, la ciudad en la que nació en 1180 San Francisco de Asís y cuya basílica, un auténtico complejo arquitectónico, obra maestra y extraordinario ejemplo de edificio de culto, es de esos enclaves que merecen ser visitados alguna vez en la vida –aunque quizás, o precisamente por eso, es de los pocos en los que la afluencia de público es algo más notoria–.
La incursión en la cultura vitivinícola nos la ofrece la bodega Lungarotti, entre Montefalco y Torgiano –de hecho, tiene sedes en ambas ciudades–, una de las firmas de mayor prestigio en la zona, resultado del amor por la tierra y el vino transmitido a través de varias generaciones. En su porfolio, etiquetas como el legendario Rubesco, nacido en 1962, hasta refrescantes chardonnay o añejados sagrantinos –la uva propia de la zona–. Si tiene ocasión de concertar una visita con cata, no deje de hacerlo.
El palacio Trinci, en Foligno, residencia de los señores que dominaron la ciudad en el siglo XIV; Gubbio, conocida como la ‘ciudad de piedra’, en la ladera de un monte; Todi; el lago Trasimeno; el cercano Castiglione del Lago; Città della Pieve… La lista de lugares de interés en apenas cien kilómetros a la redonda es infinita. También forma parte de ella, en un lugar privilegiado de esa relación, Orvieto, con una imponente catedral y un audaz, por la innovación arquitectónica que supuso la superposición de escaleras para permitir el paso de animales subiendo y bajando a la vez, Pozo de San Patrizio. Es en sus cercanías donde encontramos uno de esos alojamientos integrados en la naturaleza que, manteniendo ese refinado halo místico que mencionamos al principio, ofrece un refugio privilegiado entre laderas pobladas de viñas, acrecentado por la posibilidad de alcanzar la ciudad en apenas unos minutos.
Se llama Altarocca Wine Resort, un alojamiento solo para adultos, en la frontera con la Toscana, con habitaciones y suites distribuidas en varios edificios en los que se alternan piscinas al aire libre, restaurantes, una zona de spa y, sobre todo, omnipresente, una sugerente panorámica a la que es difícil no entregarse. Entre sus muros de piedra, la naturaleza circundante y el silencio cautivador, uno tiene la sensación de estar disfrutando de un broche final, que podría no acabar nunca, a uno de esos viajes que perduran en la memoria. Más información en umbriatourism.it y en este enlace.