Los diez nombres que iluminaron el año. Gastronomía: Dani García, la cocina del niño grande

¿Quién hubiera dicho que aquel chaval casi imberbe que jugaba a trasmutar texturas y descomponer gazpachos iba a convertirse en la figura estelar de la gastronomía andaluza de este primer cuarto del siglo XXI? ¿Y quién sospecharía que, en el Madrid enmascarado del 2020, Dani García se iba a encaramar al edificio que encarnó el poder económico del Madrid de los años 80, donde estuvo la sede de Banesto, para protagonizar la apertura gastronómica del año, en la azotea del flamante hotel Four Seasons? Con su cara de niño y el descaro propio de aquellos eternos ‘peterpanes’ que se niegan a abandonar el barco de la fantasía, Dani lleva 25 años tentando al prójimo con sus legos comestibles.

Las primeras travesuras tuvieron como escenario las alturas de Ronda, en Tragabuches; luego el juego se trasladó a Calima, frente al espejo del Mediterráneo, para después asentarse en el hotel Puente Romano, donde se desplegó en varios frentes: en Bibo, con un formato más informal –que después se reprodujo en Madrid, Tarifa y Doha– y Dani García, con el que llegaría al sueño de las tres estrellas Michelin, para poco después dar carpetazo y cerrar el restaurante, en busca de popularizar conceptos, ideas y, ¿por qué no?, rentabilidades. Desde entonces, el chef ha parido otros modelos: Lobito de Mar –chiringuito marinero urbano con sucursales en Marbella y Madrid–, Leña –steakhouse con nuevas técnicas culinarias– y el novísimo Dani, la brasserie que corona la última planta del Four Seasons y que cuenta con una carta que combina platos icónicos de la trayectoria del chef con nuevas creaciones que inciden en su obsesión de llevar la cocina andaluza a un contexto contemporáneo. Aleluya por el niño Dani, que ya es un grande de las cocinas de España.