La Garganta: un restaurante donde no te defraudan
Esta simpática pareja no cree ni en las estrellas ni en las sofisticadas guías gastronómicas. Su oficio es dar de comer con honestidad y con el gusto que proporciona el sentirse orgulloso de su trabajo. Después de muchos años con un bar en el pueblo, abrieron esta especie de venta en junio de 1995.Un pequeño […]
Esta simpática pareja no cree ni en las estrellas ni en las sofisticadas guías gastronómicas. Su oficio es dar de comer con honestidad y con el gusto que proporciona el sentirse orgulloso de su trabajo. Después de muchos años con un bar en el pueblo, abrieron esta especie de venta en junio de 1995.Un pequeño huerto local se transformó en un espacio de piedra y teja cargado de recuerdos. Las dos grandes chimeneas ayudan a superar los días de invierno, cuando los fríos y las nevadas caen desde Salamanca hacia este lado norteño de Extremadura. Esto es un bar de pueblo y se saben hacer las cosas. Si además su menú de 8,50 euros es más que digno, ya tenemos una excusa para referenciarlo.
La sopa de tomate hecha por la abuela Casimira merece la pena.
Para los que todavía creemos que el precio más bajo no es la mejor oferta, nos merece pedir a la carta, que se va a disfrutar. Aunque sus sopas de ajo son una delicia, hay que enterarse se todavía queda sopa de tomate, hecha por Casimira, la madre de Choni, que a pesar de sus 74 años todavía no ha contado cuál es el secreto de su receta. Las alcachofas y los trigueros son un plato maravilloso, tan sencillos como divulgativos.Postres deliciosos y baratos Puesto a entrar en carnes, siempre podemos probar una de las mejores calderetas de cabrito (10 euros) que encontrarnos en todo el Valle o ese guiso de carrillera que recupera los sabores de chozo y trashumancia.¿Hay hueco para un postre? Sin dudarlo, la torta de castaña y la mousse de queso… postres a poco más de 3 euros, todavía nos lo podemos permitir. ¿Y de beber? Pues un buen vino de Extremadura. Los tintos de Bodegas Habla siempre nos van a dar paz interior. El drama está en la belleza de este paisaje que es único, mejor aún cuando vamos fuera de temporada y no tenemos que apartar las oleadas de turistas que parecen que nunca han visto un árbol en flor. ¡Las cerezas se comen dos meses después! (Ctra. Casas del Castañar – Cabrero, 10616 Casas del Castañar, Cáceres. Telf.: 927 47 85 08).