Naharro: las otras manos de Dios
Navarrete es un pueblo de Logroño donde del humilde barro se ha hecho arte. La tradición alfarera milenaria ha ido cambiando con las técnicas, pero no la calidad y la belleza. La información aportada por las piezas encontradas en la zona revela que este oficio tiene su origen en el Neolítico. Con posterioridad, los romanos […]
Navarrete es un pueblo de Logroño donde del humilde barro se ha hecho arte. La tradición alfarera milenaria ha ido cambiando con las técnicas, pero no la calidad y la belleza. La información aportada por las piezas encontradas en la zona revela que este oficio tiene su origen en el Neolítico. Con posterioridad, los romanos que ocuparon La Rioja trajeron consigo nuevas técnicas y establecieron alfarerías para distribuir los productos por todo el imperio. El propio rio Ebro era un buen cauce para sacar los productos de la zona y realizar la posterior comercialización por todo el Mediterráneo.
Por eso entre vino, viñedos y bodegas hay que sacar un rato para ver trabajar a este artesano que ha hecho de su taller un lugar de referencia. Antonio Naharro nació en Salvatierra de Barros, Badajoz, en un familia alfarera y arriera, que eran conocidos por llevar las reatas de burros por Europa con toda clase de cantaros, vasijas y cazuelas…
La mili, el amor y una pasión por la alfarería llevaron a Naharro hasta La Rioja. Después de realizar pedidos de miles de piezas para el sector resinero o de la hostelería, se instala por su cuenta. Era 1980 y el tener su propia alfarería le permite firmar sus piezas. Sus piezas se convierten en objetos de colección y mucho más valoradas. Incluso se consideran una posible inversión… Naharro es marca y embajador de La Rioja cultural.
Aunque todo cambia, la pieza autóctona es el cántaro panzudo que tiene la boca ancha y está cubierto por una capa de vidriado en la parte alta. Además de éste hay infinidad de objetos y algunos no conocidos a primera vista. En las tiendas explican para qué son cada uno: los terrizos, que son unos barreños que usaban los propios alfareros para humedecerse las manos; las orzas, para guardar el queso o los chorizos y otros recipientes de matanza… Aquí la gastronomía y el diseño van de la mano.
Hay un dicho popular sobre la alfarería que dice así: "Oficio noble y bizarro, de entre todos el primero pues en las artes del barro Dios fue el primer alfarero y el hombre el primer cacharro"… Naharro es como Dios, pero más humilde… por eso va a trabajar cada día.