Clase Azul presenta su nueva creación: Clase Azul Tequila Blanco Ahumado
Un homenaje al México ancestral, al poder del fuego y a la transformación del agave. Así es el nuevo ícono de Clase Azul Tequila Blanco Ahumado, que fusiona tradición, innovación y lujo en una botella.
Clase Azul México, reconocida por elevar la tradición tequilera a un símbolo de lujo y cultura, lanza su más reciente creación: Clase Azul Tequila Blanco Ahumado. Esta nueva expresión se suma al distinguido portafolio de la casa —cinco tequilas y tres mezcales— con una propuesta que rinde homenaje a las raíces más profundas de la destilación artesanal.
En esta ocasión, la marca rescata técnicas milenarias para dar vida a un tequila blanco sin madurar, con un perfil sutilmente ahumado que evoca la esencia de Los Altos de Jalisco, cuna del agave azul. Un tequila que no solo se bebe: se contempla, se huele, se siente.
El proceso comienza en un horno tradicional enterrado, encendido con leña y piedras volcánicas. Allí, las piñas de agave azul se cuecen lentamente: no directamente por el fuego, sino por el calor que las piedras transmiten. Este método, más común en la elaboración del mezcal, aporta una dimensión ahumada inédita en el universo del tequila.
Luego, el agave cocido se desgarra manualmente para pasar a la fermentación, donde el jugo y las fibras se mezclan con una levadura exclusiva de Clase Azul, desarrollada a partir de cepas silvestres. El resultado se destila dos veces en alambiques de cobre diseñados especialmente para conservar la pureza y complejidad del líquido.
“Buscando un perfil ahumado para este tequila, me propuse capturar la esencia de la elaboración tradicional del mezcal, reinterpretando cada etapa del proceso hacia enaltecer el carácter único del agave azul”, explica Viridiana Tinoco, Maestra Destiladora de Clase Azul México. Así nace una expresión que no copia, sino que transforma.
Clase Azul Tequila Blanco Ahumado presenta un perfil aromático donde el agave cocido se entrelaza con notas de ciruela fresca y manzana roja. En boca, el sabor se despliega con frescura cítrica, minerales elegantes y un final largo, sedoso y con matices ahumados que permanecen.
La licorera que contiene este tequila es también una pieza de arte. Su diseño evoca cada fase del proceso: el vidrio ahumado hace alusión al humo del horno, la base cerámica oscura recuerda las piedras volcánicas, y los detalles cobrizos —presentes en el tapón y el emblema— celebran los alambiques de cobre. Cada botella es una narrativa sensorial que anticipa lo que contiene.
Disponible en presentación de 700 ml con una graduación alcohólica del 45%, este tequila se lanza en una edición especial con estuche conmemorativo, por un precio estimado de 350 euros. Una pieza para coleccionistas y amantes del agave que deseen vivir la experiencia del tequila desde su origen más profundo.
