Davide Cerrato, el timón de los relojes de Montblanc

Davide Cerrato, el timón de los relojes de Montblanc

Porte elegante, de perfecto ‘corte’ italiano y modales de gentleman que lo acompañan para redondear la estética. Como en los relojes, Davide Cerrato atrapa desde su imagen, pero es solo la antesala, porque a todo ello le añade su conocimiento de la relojería, serio y profundo, que le ha llevado hasta Montblanc, donde dirige el […]

Porte elegante, de perfecto ‘corte’ italiano y modales de gentleman que lo acompañan para redondear la estética. Como en los relojes, Davide Cerrato atrapa desde su imagen, pero es solo la antesala, porque a todo ello le añade su conocimiento de la relojería, serio y profundo, que le ha llevado hasta Montblanc, donde dirige el departamento de relojería. Ha sido uno de los fichajes de Jérôme Lambert, y eso es inequívoca señal de que a lo largo de estos años sus ideas, su conocimiento y aptitudes han llamado la atención. Quizás por eso, la conversación se centra en lo que todo el mundo busca, en lo que el comprador demanda de un reloj. Gentleman Cerrato parte de una premisa importante, “hay que dejar claro que yo dudo de que el reloj perfecto exista. Lo que si creo es que hay un reloj que puede encajar perfectamente en las expectativas y/o necesidades de alguien, y al final eso es de lo que se trata. Quiero decir, trabajamos en la generación de emociones dirigidas a la gente, al comprador y éstos se convierten en clientes potenciales”. Y obviamente, en esta relación que se estable la pregunta está clara y definida: “¿Le gusta a la gente? O lo que es lo mismo, lo que ahí se plantea es si has sido capaz, en términos de estética, de crear algo que está proporcionado, con carácter, pero que además respeta el código del modelo sobre el que has trabajado. Eso por un lado, porque luego hay que ver si en términos de contenido mecánico has sido capaz o no de ‘empaquetar’ una propuesta”. “Ahora, lo que debemos hacer es precisar la identidad del diseño de Montblanc, de manera que sea reconocible en cualquier forma y colección” Un dúo inseparable que genera una expectativa, por supuesto, pero también un análisis: “La pregunta es si lo que hemos generado se ha cumplido o incluso se ha podido mejorar. Y por supuesto, también te cuestionas si has sido capaz de hacerlo con la forma deseada, si el reloj es preciso, fiable, duradero… Pero no olvidemos que el mismo reloj puede ser perfecto para alguien, y absolutamente feo o erróneo para otra persona. Yo diría que el único elemento universal es la belleza. Hay un elemento en esta cualidad que es absolutamente emocional, y eso lo puede reconocer cualquiera”. El reconocimiento de esa belleza tampoco es sinónimo de éxito, porque siempre habrá posibles compradores que digan “es bello, sí, pero no me gusta; puedes decir que es un reloj clásico precioso, pero lo que te gustan son los de estética deportiva”. Pero hay algo que Cerrato tiene claro: “Si eres capaz de conseguir unas buenas proporciones en tu propuesta, la gente lo percibe, pero si hay errores en ellas, también lo harán. Estamos ante un lenguaje universal, en el que no es preciso realizar estudios para saber si se ha acertado o no”. Y hablar de equilibrio, lleva a plantearse la cuestión de dónde se encuentra el equilibrio entre el estilo y la mecánica. “Vamos también a simplificar la oferta cuando ‘refresquemos’ cada colección, retirar algunas referencias y reforzar el diseño de cada línea” El director de relojería de Montblanc incide sobre el objetivo que se pretende con ese reloj. “Depende de la tipología del reloj que estás desarrollando. En ocasiones, la estética prima sobre el resto; en otras, es la mecánica la que prima sobre cualquier otra cosa. Pero de manera global, y si todo sigue un discurso normal hay una simbiótica entre la forma y la función, donde esta última está perfectamente encajada en una forma diseñada para que se comporte correctamente”. Obviamente, hay que hablar de Montblanc. Observar su territorio y ver en ese balance entre estética y técnica cuál domina. “En estos momentos, es el contenido técnico el que marca la línea, lo que significa que el aspecto técnico también tiene que ver con el diseño y la imagen de los relojes. Y ahora lo que debemos hacer es precisar la identidad del diseño de Montblanc, de manera que sea reconocible en cualquier forma y colección, aunque tenga un diseño innovador. Así que ésta es una de las grandes apuestas que tenemos, además de que seguimos trabajando en cómo conseguir formas diferentes que podamos aportar al mercado”. Una actividad frenética pero muy definida que ha transformado el mensaje de los relojes Montblanc. Lleno de intención. Y entra en escena el nombre de Jérôme Lambert: “él quería cambiar la relojería rápidamente, porque no sabía quién estaba realmente comprando relojes Montblanc ni porqué. Así que decidió ir en distintas direcciones: construimos mucho contenido técnico, estructuramos la oferta, y entonces observamos cuáles son los más vendidos para así depurar la oferta. Esa es la manera en la que la ‘misión’ fue realizada realmente. Por un lado dejamos de lanzar líneas, y por otro comenzamos a reinterpretar las líneas ya presentadas. Y cada vez que ‘refresquemos’ vamos también a simplificar la oferta, retirar algunas referencias y reforzar el diseño de cada línea de manera que también se perciban las diferencias”. Ricardo Balbontín Muchas cosas por hacer, por supuesto, pero a Cerrato no le quedan dudas de que “estamos disfrutando realmente durante estos últimos tres años en este esfuerzo por posicionar a los relojes Montblanc como piezas relojeras fiables y atemporales, y el hecho de que estemos junto a la mayoría de marcas clave del mercado es un hecho que demuestra que estamos aquí realmente por nuestros relojes y por habernos creado una legitimidad. Además de ser un activo fantástico para nuestras boutiques”. Pero no olvida un detalle importante, y es que “con los relojes aún estamos construyendo cosas y necesitamos tiempo para que la gente entienda y reconozca que la marca posee este poder y capacidad relojera independientemente de otras líneas de negocio. Y lo cifra en “no menos de cinco años para hacer algo y tener alcance entre la gente. Es cuando comienzan a conocerte”.
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